En realidad lo que a los ciudadanos nos importa de la política o mejor dicho de nuestros políticos no es en qué se invierte el dinero de nuestros impuestos sino en qué se malgasta.

Dos dirigentes de la Diputación de Málaga se apuntan a un máster de una prestigiosa institución privada para su formación en alta dirección y en un acto de hipocresía, que corre como el reguero de la pólvora, la gente se echa las manos a la cabeza -bueno, la gente a la que realmente le importa esto, que no somos muchos-.

Como empresario, cuando piensas en formar a tu equipo sabes que es un bien para la empresa, no sólo para los miembros del equipo, y que con toda probabilidad esa inversión se va a recuperar de uno u otro modo. Entiendo que en este caso así será.

Sinceramente creo que tenemos gastos mucho peores y mayores, que los políticos sin rubor y encantados de haberse conocido autorizan y realizan, y nada se dice.

Por ejemplo, para la campaña andaluza que aún no ha comenzado -já- tenemos una flamante aplicación de móvil para ver el programa de Arenas. Sinceramente, bastante tenemos con la tele y la crisis como para meternos Arenas en los bolsillos.

No contento con esto, desde el otro bando realizan un vídeo, con el coste que eso conlleva, para advertirnos de que el Arenas de la aplicación en realidad tiene cuernos y rabo. Lamentable. Sé lo que cuesta producir vídeos y aplicaciones para móviles y les aseguro que con esas decenas de miles de euros se pueden hacer muchas cosas útiles para los ciudadanos, como formar a los dirigentes de las diputaciones o contratar a un mejor auditor que durante nueve años no se salte los porcentajes de IVA de los servicios municipales. Por ejemplo.