Ya hemos escrito sobre esto, pero como es un tema de nunca acabar, salta de nuevo a la actualidad tras un comunicado de Costas al Consistorio. Es el más reciente capítulo de esta larga historia de desencuentros fallidos entre las administraciones y los concesionarios privados. Se promete ahora que, a más tardar, a comienzos de 2013, que ya no es bisiesto, se podría licitar el proyecto aprobado, que se ha fijado en 13 millones de euros. El número -doblemente trece- no significa mal augurio, pues esta tramitación es a prueba de vaticinios tan agoreros.

Mientras las partes se ponían de acuerdo, o más bien en menos desacuerdos, este privilegiado enclave urbano, ese territorio con olor a eucalipto antiguo de casi 100 mil metros cuadrados, que se asoma a la bahía malagueña como un mirador marino de foto turística, veía como su estructura hostelera se caía a pedazos; la exigua playa se aferraba a las rocas, recordando esplendores de otras décadas, cuando la creme malagueña se daba cita los domingos; el lugar iba adquiriendo el encanto de un escenario decadente para filmar cortometrajes. Y los apasionados de estos disminuidos Baños se congregaban para refrescar una caña, mientras el sol de poniente les animaba el rostro optimista.

Los años acumularon desidia sobre el terreno. Los planes tuvieron detractores. Los concesionarios opusieron resistencia. Los carpinteros del mar esgrimieron noticias antiguas sobre su noble oficio de convertir la madera en estilizadas barcas marineras. Están al servicio de la memoria del Mediterráneo. Sus jábegas concitaron una voz fuerte y decidida: «No nos moverán». Este nuevo informe les asegura que se quedarán allí. Que han revocado la orden de desalojo. Los Astilleros Nereo, que es un Bien Cultural, se quedarán donde están. El informe aclara que la solución para integrar los Baños del Carmen con el Paseo de Pedregalejo pasa por no tocar a la fábrica de jábegas. Las embarcaciones seguirán a flote; aunque su portavoz, Alfonso Sánchez, no se lo crea completamente.

En el transcurso del último par de años de espera por las decisiones de Costas, un grupo de okupas vio el terreno franco para instalarse allí con sus canes, cocinas de campaña, techos de cartón y mochilas de marginalidad. Ninguna autoridad local les conminó a desalojar. A la espera de Costas, que ahora avisa, podrán seguir ocupando esa sombra de eucaliptos, al menos, hasta 2013. Los vecinos de la zona se han quejado mucho. Estos okupas, molestan, agreden verbalmente, se pelean entre ellos, y han convertido a ese bosque encantador en una tierra de nadie, cuyo tránsito no es ya recomendable, ni siquiera para un mercadillo dominical.

No está claro, cómo se hará la conexión entre el extremo colindante con Pedregalejo, es decir donde están Nereo, ya que la franja de terreno entre la pared de esa edificación y la lámina de mar es muy angosta. Por eso, tal vez, desconfían aún. El resto, sería rehabilitado respetando su esencia arquitectónica, además de mantener el bosque de eucaliptos. Es una actuación que ofrecerá una mejor playa; ajardinamientos y cuidado de la arboleda; agregando nuevos equipamientos de uso cultural y deportivo. El viejo edificio será reformado y su superficie incrementada, para un total de 550 metros cuadrados de servicios hosteleros.

Los actuales asiduos se han quejado, porque piensa, seguramente con razón, que los precios ya no serán los de ahora, muy accesibles para bolsillos de jóvenes en paro. Pero, al parecer, eso será inevitable. Los días de los okupas llegan a su fin. Tendrán que buscar nuevos territorios donde anclar sus casas portátiles. Por lo pronto, han obligado al mercadillo a mudarse a El Palo definitivamente. Rescatar este pedazo de historia urbana de Málaga es una actuación que se ha dilatado demasiado tiempo. Colocar allí una memoria gráfica de lo que fueron aquellos Baños del Carmen, sería una buena idea. Recordar lo que fuimos nunca hace daño. Unos Baños, ahora con su factoría de jábegas, no puede ser más malagueño. Los eucaliptos mantendrán la buena sombra.