El sexismo en el lenguaje es inevitable, debido a que hay sexos. Por otra parte vamos hacia el ahorro de palabras, y no se ahorra duplicándolas, ni se puede abusar de los neutros, o acabaremos neutralizados. Como el lenguaje expresa relaciones de poder, el mejor camino es segarle la yerba al supremacismo masculino del poder, y el lenguaje se encargará de adaptarse. Un prohombre rodeado en una sala de juntas de mujeres con mando dejará de sentirse prohombre, y la palabra irá secando. Un orador que se dirija a jefas de lo que sea se cuidará de usar expresiones supremacistas. Ya que el debate ha venido así, podría orientarse el tiro hacia la RAE. Los sexos son distintos, cada uno tiene fortalezas y debilidades, pero si hemos llegado al pacto de que ninguno es superior, es un desmán que en la RAE, un centro de poder, no haya ni un 10% de mujeres. Sobra allí mas de una docena de prohombres.