La campaña electoral ya ha dado el pistoletazo de salida. Por fin. Cuanto antes empiece, antes termina. La única diferencia que contemplaremos en la actitud de los políticos va a ser que ahora pedirán oficialmente y por tercera vez el voto de los electores. Más pesados que los teleoperadores que intentan insistentemente que cambie usted de compañía de suministros...

El día se acerca; los partidos ya se han puesto las zapatillas de correr y entramos de lleno en la tercera y última campaña electoral en menos de un año. Agotador. ¿Qué nos van a vender que no han conseguido vendernos antes? Rajoy se paseó por Málaga y pronto lo harán las altas planas de los demás partidos, sacando polémicas de sus contrincantes con el objetivo de asegurar a otros tantos políticos sus puestos de trabajo en las administraciones autonómicas, justamente cuando el ánimo de los españoles por la coyuntura económica y social está a la altura de una babucha. Piden el voto para mejorar la situación, prometen que no habrá corrupción y que pronto la bonanza económica llegará.

Ustedes deciden si creen que sus políticas podrán hacer realidad esas promesas. Mientras, hasta el domingo electoral, nos venderán motos, como el PP con su propuesta de traer a Málaga el Prado cuando ya de hecho hay 70 cuadros de la mencionada pinacoteca; y escucharemos respuestas tan equivocadas como que la ciudad no necesita ser subsede de nada cuando todos sabemos que una entrada con un sello del Prado se venderá más que una sin él. Siguiendo esta línea de argumentación del PSOE, entonces, ¿el Picasso y el Thyssen, subsedes frente a los museos de París, Barcelona y Madrid, han sido un error?

Veremos polémicas irritantes y necias como los cursos de alta dirección pagados con su dinero y el mío a políticos que para empezar deberían de haber llegado a su puesto de trabajo con algo más de currículum. Y lo peor es que esta polémica es una práctica secreta a voces que tanto los denunciantes como los denunciados han realizado sin pudor en todas las administraciones. Je, ¿por qué no se presentarán a un proceso de selección de becas/ayudas/subvenciones como el resto de los españoles que quieren que alguien les pague la educación? ¿Por qué no se lo pagan ellos del dinero de sus santos y abundantes bolsillos?

Tres elecciones en diez meses son dos comicios de más. Irritan. Los mensajes se hacen menos convincentes, tanto los del partido ganador de las dos primeras como los de la oposición. Y, por cierto, son el triple de caras.