Dos consejeros de la Junta, apasionados de la gestión pública, y que en estos años han jugado siempre bajo par, utilizando un símil golfista, vuelven a pedir el voto a los malagueños cargados con la ilusión de dos chavales, pero con la experiencia que le da tanto tiempo defendiendo una sociedad más justa, más igualitaria y solidaria. Tanto Luciano Alonso como Paulino Plata tienen acreditada solvencia y un largo recorrido de honestidad y respeto a sus ideas, algo que queda patente en su continuada lucha por hacer de Andalucía una comunidad socialmente muy avanzada. Y todo con políticas de izquierdas, donde los señoritos del ordeno y mando sigan siendo un pasado. Estos dos consejeros son de cosecha en roble canadiense que, conforme pasa el tiempo, mejoran y seguro que superarán la cata de las urnas con nota. La boda está servida y será con la izquierda.

Los dos estuvieron en la manifestación del domingo convocada por las centrales sindicales a favor del empleo, los trabajadores y contra la reforma laboral que el partido de Javier Arenas quiere imponer por el ordeno y mando de Merkel y Rajoy. Y los dos hicieron visible que las políticas del PP reduciendo los derechos de los trabajadores (empresarios, contentos) y los hachazos que se avecinan (después de las elecciones andaluzas) en materia de sanidad, educación y dependencia serán el ocaso del Estado del bienestar que, como ha dicho Felipe González, debe ser patrimonio de la humanidad. El ordeno y mando de Rajoy, sin capacidad para dialogar con los agentes sociales, deja en evidencia, un día sí y otro también, que su súbdito andaluz el mediático Arenas tiene que reinventarse todos los días muletillas, eslóganes y continuadas milongas para justificar o prometer lo que no puede. Arenas es capaz de tragarse sapos y culebras con tal de llegar al poder andaluz y diseñar una Ínsula de Barataria en la que los señoritos del ordeno y mando sigan en el machito. Cuando se palpa lo que están haciendo otros barones y baronesas del PP querer prometer o justificar otras políticas sociales en Andalucía es mentir, pura y llanamente. Recuerdo la habilidad extrema del PP en sus operaciones de cirugía mediática cuando prolongaban las narices de Felipe y Zapatero hasta casi el infinito. Arenas lleva camino de superar con creces la narizota de madera que Arriola diseñó para los políticos socialistas.

PD.- (1) Javier Arenas, con media sonrisa y ceja derecha arqueada, buscaba a sus próceres mediáticos de la cohorte habitual, obligados a danzar en la espesa danza del vientre. Y huyó, a la velocidad del Golf Rabbit, de las ondas de las que, dice, le echaron. ¡Qué señorío el de la periodista Mabel Mata ¡Que nadie espere que Arenas baje a la arena si con ello pierde un solo voto. Los andaluces, no importan. Desprecia a quienes desean saber de su programa, nada oculto por otra parte, que tendrán que esperar a una nueva convocatoria. Siempre Arenas.

(2) Antonio Sanz, por el contrario, está en las ondas y en los papeles un día sí y otro también, y lleva tanto tiempo alzando la mano derecha con papeles que como algún día se le caigan y quede la mano en alto dará miedo. Triste destino de un político preparado, con casta, de ideas claras y sobrada obediencia al ordeno y mando como para que se dedique, exclusivamente, a meter la mano en el nicho de reptiles.

(3) Gallardón, ampuloso y engolado vendedor de humo, bajó a Andalucía en cruzada templaria para decirnos a los andaluces lo que tenemos que hacer porque es una «anomalía histórica» que los socialistas hayan ganado seis veces seguidas las convocatorias electorales autonómicas andaluzas. Gallardón se gana, día a día, el rendez vous a Rajoy y a Arenas.

(4) Mercedes Alaya, erre que erre. Justicia electoral.