Bajo el epígrafe «Carta al Presidente», en plena campaña electoral andaluza, leo el escrito realizado por el fiscal jubilado D. Antonio Morales, anterior fiscal jefe de la Fiscalía Provincial de Málaga, al que tengo un especial afecto, en el que se afirma que uno de los males de la justicia es la deficiente formación de los jueces y cito literalmente. Con todo el respeto y el cariño que me merece una persona que ha dedicado su vida a la justicia tengo que manifestar mi desacuerdo con tales afirmaciones. La sociedad española a través de sus instituciones, especialmente el Consejo General del Poder Judicial, justo es reconocerlo pues con anterioridad los jueces completaban su formación con enorme sacrificio ante la falta de planes centralizados, ha realizado en los últimos 20 años un importante esfuerzo para contar con unos jueces a la altura de las naciones de nuestro entorno. No diré que superiores, pero al menos al mismo nivel, como lo demuestra el resultado del trabajo diario en cuestiones de cooperación internacional o la participación en actividades en otros países por poner algún ejemplo. No sé a que jueces se refiere el fiscal, si a los jueces de España, a los de Málaga o a los del Supremo…, pero creo que cualquier generalización es injusta.

A una oposición de primer nivel se suma un curso en la Escuela Judicial de Barcelona de dos años, dedicado el segundo de ellos a prácticas en los tribunales interviniendo en casos reales, alternando la misma con estancias en diferentes instituciones, despachos de abogados e incluso en la Fiscalía. La última promoción de la Escuela Judicial de jueces en prácticas de la que fui tutor y coordinador eran personas que habían dedicado muchos años a esta formación superando todos ellos los 33 años de edad antes de llegar a su primer destino. Los jueces saben, mucho antes del primer día de trabajo, que hay que ser sensibles con los problemas de la sociedad por la sencilla razón de que forman parte integrante de la misma , son personas normales, como usted y como yo y tienen los mismos problemas que el resto de los ciudadanos, pero también son conscientes de su gran responsabilidad y que en sus decisiones no pueden influir sus ideas particulares, políticas , religiosas o de cualquier tipo, pues para eso está la ley que así lo ordena y los sistemas de control que lo impiden.

Los jueces no tienen otros valores que los valores constitucionales sin que sea necesario hacer ningún comentario al respecto, pues todos hemos jurado o prometido la Constitución, el problema surge cuando uno cree que su propia sensibilidad tiene que ser la de toda la sociedad , pero ésto ya es un problema de todos, también de los justiciables , no solo de los jueces . Nos hemos dotado de un sistema judicial que no es, ni puede ser perfecto; no tenemos el don de la justicia divina ni lo pretendemos, pero debemos respetar el sistema, que está dotado de los mecanismos necesarios para subsanar los errores, también los errores de los jueces, esas garantías se articulan a través de los recursos en los que puede corregirse cualquier disfunción.

La formación de los jueces españoles se completa de forma continua mediante la participación en cursos especiales referidos a las novedades legislativas que surgen día tras día por lo que no se puede ejercer esta actividad sin estar completamente actualizado.

Los ciudadanos pueden estar tranquilos pues la preparación de los jueces, tanto jurídicamente como en valores, está fuera de toda duda, aunque siempre se puede mejorar. Comparto con don Antonio Morales el diagnóstico en las otras causas expuestas, la falta de medios y una mala organización contribuyen a un mal funcionamiento de la administración de justicia que sobrevive gracias al esfuerzo impagable de todos los que trabajan en ella , especialmente de los jueces. Aunque invertir en justicia es una inversión social, pues de nada sirve tener derechos si no se pueden reclamar de forma eficaz ante unos tribunales completamente saturados, que funcionan de forma muy lenta convirtiéndolos en ocasiones en virtuales. Parece muy difícil que en tiempos de crisis llegue la inversión que reclamamos, sobre todo porque cuando no había crisis y se hacían grandes inversiones tampoco fue el momento de la justicia, pero si hay que pedírselo por carta al nuevo presidente, por enésima vez y con todo el respeto, lo pedimos.

[José María Páez Martínez-Virel es Juez Decano de Málaga]