H­­­ace escasas fechas tuvo lugar la firma de un importante acuerdo, de ámbito andaluz, entre los sindicatos CCOO y UGT, los partidos políticos PSOE, IU y PA, las asociaciones de consumidores y usuarios UCE, Facua y Al Andalus, y la Confederación Empresarial de Comercio de Andalucía (CECA). Además, esta iniciativa cuenta con el apoyo de las respectivas organizaciones provinciales y nacionales.

Uno de los compromisos de cuantos compartimos esta declaración conjunta es el mantenimiento del estatus actual de los horarios comerciales por considerar que es el que más beneficia al sector, tanto a los comerciantes como a los trabajadores, y también al ciudadano. Hay que recodar que, en estos momentos, hay en nuestra comunidad autónoma 12 licencias concedidas a grandes superficies, aunque dada la crisis económica las obras no hayan comenzado, pero una nueva espada de Damocles pende sobre nosotros.

Me interesa, especialmente, subrayar que a todas las organizaciones comprometidas nos preocupan otros muchos aspectos relativos al comercio, más allá de los horarios comerciales y, de hecho, estas líneas, quieren servir de llamamiento a todas las fuerzas políticas que concurren a estas elecciones autonómicas, por cuanto el comercio es un sector, de unas 30.000 empresas en nuestra provincia y unos 40.000 trabajadores, de importancia capital en la economía malagueña. Sería deseable, como sucedió en su día con la Ley de Comercio Interior, que el futuro del comercio fuese consensuado por el mayor número posible de protagonistas del sector.

Málaga, sin duda, es una provincia turística, de las más importantes de España y registra, pese al difícil momento económico, un importante aumento de visitantes a los que la oferta comercial de nuestro país debe satisfacer, de ahí que debamos comprometernos con una oferta atractiva. Pero es cierto también que no hay relevo generacional en la misma familia, aunque sí más jóvenes –no herederos de ningún negocio familiar–. Esto es importante porque el comercio malagueño destaca por su inventiva y laboriosidad y en absoluto es renuente, sino todo lo contrario, a la modernización. Por eso, desde Fecoma estamos interesados en todas aquellas ideas que representen un impulso a nuestro comercio, como es el caso de las centrales de compras y ventas que, en forma de consorcio virtual, pueden suponer un extraordinario empuje de la actividad comercial por el abaratamiento derivado de grandes volúmenes, la aplicación de soluciones tecnológicas de vanguardia y un largo etcétera. Tampoco debemos olvidar la mejora de los núcleos urbanos provinciales, no sólo del Centro Histórico, que siempre será muy importante pero que no debe ser la única preocupación que atendamos; y, en relación al turismo, tampoco debe ser la única zona privilegiada.

Desde Fecoma tenemos la obligación de analizar la realidad con ojos críticos para no caer en ensueños en los que se confunda esa realidad con los deseos. Me refiero, por ejemplo, al turismo de cruceros, tan en boca de tantos y tan poco estudiado por muchos. Un reciente artículo de opinión de un estudioso de este tipo de turistas, Emilio Díaz Berenguer, pone de manifiesto que la tasa de retorno de los cruceristas a las áreas que visitan es muy baja, y el poder adquisitivo de éstos es muy parecido a los viajeros low cost. La realidad es que los precios de los cruceros son bajos y las navieras explotan cuanto pueden el consumo en los barcos, lo cual comprendo. Si uno observa a los cruceristas que regresan al barco después de una excursión, se advertirá que apenas llevan bolsas de compras –aparte de que la mitad del pasaje, aproximadamente, no desembarca–. Escribo esto porque muchas veces se esgrime el turismo de cruceros contra los comerciantes y la verdad es que ni hoteles, ni restaurantes ni comercios ven compensados hoy por hoy sus esfuerzos en relación a los cruceristas.

En esta tarea de modernización del comercio malagueño necesitamos el concurso de todos: de los clientes, a los que les debemos nuestra razón de ser y que nos proporcionan directa o indirectamente la información que nos hace reorientarnos de continuo; de los trabajadores, sin los cuales ningún proyecto puede prosperar porque son ellos los que tratan a diario con los clientes y porque sólo con su esfuerzo y muchas veces sacrificio es posible sacar adelante hoy un proyecto; de las asociaciones de consumidores y usuarios, con las que colaboramos para prestar un mejor servicio a esos clientes; y también de las administraciones, que deben prestarnos toda su ayuda en la confianza de que ésta significa mantener empleo y crear riqueza, pero además debe facilitar la cooperación empresarial y, algo muy importante, la salida del comercio más allá de nuestra provincia, a otras de Andalucía, a cualquier lugar de España y ¿por qué no? también al exterior.

En estas elecciones andaluzas, hay que recordar que la innovación y el comercio son competencias autonómicas y que todos nos jugamos mucho, comerciantes y ciudadanos en general.