Este año se cumple el 125 aniversario de la fundación del colegio-hogar San José de la Montaña, en su actual ubicación en Gálvez Ginachero. Desde un principio, su objetivo ha sido ofrecer a las familias una buena formación académica y una educación en valores cristianos.

En las dos últimas décadas del siglo XIX, nos encontramos a la fundadora, Madre Petra de San José (Valle de Abdalajís 1845- Barcelona 1906), haciendo gestiones para abrir una casa-noviciado en nuestra ciudad. La tarea no era fácil (nada fue fácil en la vida de Madre Petra) y más en los tiempos convulsos en lo económico, político y social por lo que estaba pasando la provincia de Málaga.

No se puede cuestionar que nos encontramos ante una etapa depresiva de nuestra economía: la recesión era una realidad: hacía años que la industria siderúrgica malagueña había entrado en un proceso de decadencia imparable, ya que los altos costos del carbón importado hacían que el hierro de Málaga fuese poco competitivo con el vasco o asturiano. Por otro lado, la plaga de la filoxera en nuestro viñedos hunde la producción vitivinícola de nuestra zona y la exportación de pasas, con repercusiones muy negativas para los intereses de los campesinos que se ven obligados a abandonar sus tierras y, en muchos casos, a emigrar a la ciudad. A todo esto le unimos el declive del sector de la caña de azúcar, tan importante en la costa oriental, debido a la competencia del azúcar proveniente de la remolacha.

No todo era negativo en aquel momento, algunos sectores vivían momentos de esplendor, como la producción de harina, de madera, fabricación de envases, litografía, construcción y algunas ferrerías.

Por otro lado, todo el país estaba pendiente de los continuos sobresaltos políticos de la época: marcha de Isabel II, Sexenio Revolucionario…

La sociedad malagueña que se encontró Madre Petra era bipolar; por un lado, los obreros industriales malvivían con salarios irrisorios, jornadas laborales interminables, falta de derechos reconocidos, hacinados en barrios periféricos (Trinidad, Perchel, Huelin) y frente a ellos la poderosa burguesía malagueña que urbaniza la Alameda y calle Larios y que vive en barrios residenciales: Paseo de Reding, Caleta y Limonar.

Éste es el panorama que encontró Madre Petra en 1882 cuando se le cede una humildísima casa en la barriada de Huelin, junto a la iglesia, y donde se va a fundar el primer noviciado de la congregación de las Madres de Desamparados y una pequeña escuela para los niños de aquel barrio de pescadores. Hoy, en ese lugar, calle Las Navas, existe una pequeña capilla donde se da culto a la Virgen del Carmen.

En septiembre de 1884 la comunidad se traslada de Huelin al convento de Capuchinos, lugar más acorde para el noviciado, que seguía creciendo sin parar. En el día de Navidad de este año se produjo el tremendo terremoto que asoló el sur de España y del que Málaga quedó muy afectada. Tanto en lo material como en pérdidas humanas. Fueron muchos niños los que quedaron huérfanos o sin hogar y, de nuevo, aparece la generosidad de Madre Petra al ofrecerse a acoger a estas niñas y hacerse cargo de su sustento, cuidados y educación. Pero el convento de Capuchinos no reunía las condiciones ya que sus dependencias eran pequeñas y escasas y, además, con el terremoto, había quedado el edificio maltrecho.

Así, en 1887, con dinero procedente de limosnas y ayudas de distintas instituciones y con el apoyo del obispado comienza a edificarse un nuevo asilo en una zona cercana al barrio trinitario, denominada Martiricos, lugar donde cuenta la tradición que sufrieron martirio San Ciriaco y Santa Paula, hoy patronos de la ciudad.

Éste es el germen de lo que hoy es el colegio-hogar. A lo largo de estos 125 años de existencia el centro se ha ido adaptando a las necesidades educativas de cada época y a las distintas leyes de educación. A mediados del siglo XX el colegio acoge enseñanza de párvulos y preparatorio pra estudios superiores. Poco después comienza a impartir clases de bachillerato elemental hasta que se implanta la EGB en 1970, con la Ley General de Educación del ministro Villar Palasí. A mediados de los 80, con la puesta en marcha de la LOGSE en el centro se imparten enseñanzas de educación infantil, primaria y ESO. En la actualidad, con 700 alumnos, el colegio tiene una oferta educativa de dos líneas, aulas de apoyo a la integración y logopedia para alumnos a la integración y logopedia para alumnos con necesidades educativas especiales, laboratorios de ciencias, aulas de tecnología, idiomas, música e informática. Se está haciendo un esfuerzo importante para dotar a todas las aulas con nuevas tecnologías (wifi, ordenadores, proyectores, pizarras digitales). También se estudia la posibilidad de convertirse en centro bilingüe en años próximos.

Pero lo que realmente le da personalidad a este centro es el espíritu que quiso inculcarle Madre Petra, que no es otro que educar en valores cristianos a través de las tutorías, catequesis, grupos Luz del Mundo, convivencias, etc.

Para Madre Petra, la educación es un medio para que los niños conozcan a Jesús. Además estaba convencida de que el amor y la cercanía debe estar siempre presente en las relaciones con los alumnos, empleando más el estímulo que el castigo.

Para celebrar este aniversario se han organizado una serie de actividades que van desde una exposición fotográfica a conferencias, como la de la religiosa Madre Rosa María Balaguer sobre «La aportación de la Madre Petra al pueblo andaluz» o el recital de música del cantautor Pedro Gordillo; como actividades plásticas, deportivas, convivencias o religiosas como la eucaristía que presidirá el día de San José, 19 de marzo, el obispo de la diócesis, don Jesús Catalá.

Estos 125 años son un estímulo para todas las personas que de una u otra forma trabajan en este proyecto y que debe servir para intentar mejorar cada día siguiendo el ejemplo de generosidad, solidaridad, trabajo, tenacidad y sencillez que la beata Madre Petra nos ha dejado en herencia.