La revelación de que Ted Turner sólo dispone de una novia cada semana ha conmocionado a los segmentos liberales de la puritana sociedad estadounidense. Los Demócratas estaban acostumbrados a la previsión del sátiro Kennedy, que refugiaba a una amante de reserva en la Casa Blanca por si necesitaba un resopón sexual.

La programación estricta de una novia semanal constata por tanto la pérdida de fuelle del casanova setentón. Sin embargo, hasta el cansancio de los creadores resulta innovador, por lo que el fundador de la CNN se convierte en un pionero, al proponer una reducción de la agotadora jornada sentimental en un 75 por ciento. Si hemos de ser competitivos, acortemos la sección más improductiva de nuestra existencia.

La mayoría de mujeres rechazarían de antemano la hipótesis de soportar sin interrupción al despótico Turner. O a cualquier otro varón, estamos hablando de una contribución histórica. La programación semanal ofrece periodos de recuperación indispensables. El tiempo libre adicional puede disfrutarse en el medio centenar de residencias que posee el magnate por todo el mundo. Nadie dijo que la fragmentación de la vida sentimental saliera barata. Hemos reservado un párrafo para constatar que el racionamiento y racionalización de las relaciones amorosas conlleva una degradación de la pareja y una denigración de la convivencia. Así podemos centrarnos en la postura más incorrecta y prometedora, dónde hay que apuntarse. Los tímidos no se atrevían a plantearlo, pero Turner les ofrece el trampolín de un triunfador a quien le funciona la pauta semanal. Observo algún mohín de irritación en las lectoras, fácil de disipar si nos atenemos a las consecuencias. La resistencia al aligeramiento de la convivencia obliga a rupturas drásticas a personas que aceptarían gustosas una parcelación. La consecuencia es un planeta donde se ha disparado la cifra de personas que viven solas, el convento de clausura individualizado. Turner ha descubierto que podemos soportar el ciclo informativo de 24 horas, pero que con un telediario sentimental de media hora diaria quedamos ahítos. La agitación impone barreras casi insalvables a la pareja, y Carla Bruni tiene que parecer fea para mejorar las expectativas de Sarkozy. La convivencia a plazos permitiría que el presidente francés recuperara íntegra a su musa, una vez perdidas las elecciones.