Después de que Unicaja y Caja España-Duero salvaran el pasado viernes su proceso de fusión acudiendo a una compleja y novedosa fórmula financiera tocan ahora las negociaciones con los sindicatos para determinar cuál será la plantilla total y las condiciones laborales de la entidad conjunta. Hay que recordar que antes de que la reforma financiera aprobada por el Gobierno el pasado 2 de febrero trastocara todos los cálculos, las dos entidades ya había comunicado a finales del pasado año a los sindicatos que la idea era rebajar en un 20% la actual plantilla de 9.300 empleados, lo que en la práctica supondría la salida, a través de prejubilaciones o bajas incentivadas, de unas 1.800 personas. Los representantes sindicales acordaron rechazar esa propuesta aunque lo cierto es que, desde que se produjo, no ha vuelto a haber reuniones de la mesa laboral, ya que las cajas han tenido que dedicar todos sus esfuerzos en los últimos dos meses a buscar la estrategia que permitiera engarzar la fusión con las nuevas exigencias de aprovisionamiento reclamadas por el Ministerio de Economía.

El caso es que los sindicatos viven momentos de incertidumbre a la espera de una llamada de las cajas para reanudar la negociación, sobre todo sabiendo que Unicaja y Caja España Duero han acordado modificar el contrato de integración firmado hace meses para amoldarlo a las nuevas circunstancias. En principio, el plan económico y financiero de las dos entidades cuyo objetivo prioritario es reducir los gastos en un 20% anual durante los tres próximos ejercicios, con la incógnita de cuánto de ese ajuste corresponderá finalmente a la parte laboral.

El tema tendrá que resolverse en las próximas semanas, ya que aunque el acuerdo del pasado viernes ha desterrado la amenaza del Banco de España de intervenir Caja España-Duero a finales de marzo, tampoco se trata de alargar esto mucho más. La integración de ambas entidades, que suman unos 80.000 millones de euros en activos, debe estar lista cuanto antes, sin perjuicio de que puedan abrirse nuevas operaciones de fusión.

La mejor situada parece ser Liberbank, alianza liderada por Cajastur y que incluye también a Caja Cantabria, Caja Extremadura y Banco Caja Castilla La Mancha. Esta opción permitiría configurar un grupo con activos superiores a los 130.000 millones de euros en activos, una magnitud que se adecúa al tamaño final que busca Unicaja y también a las directrices marcadas por el Gobierno de cara al futuro. Quizá haya sido precisamente por la posibilidad de acometer un proceso como éste por lo que Braulio Medel ha atado con el Banco de España el disponer de una línea abierta de ayudas de entre 375 y 1.025 millones de euros. Unicaja ya dijo la semana pasada que ese dinero no se tocará salvo que sea necesario para apuntalar cualquier eventualidad.