Las autoridades chinas han decidido dejar de lucrarse con los órganos de los ejecutados, que en el futuro no se utilizarán para trasplantes. Quizá eso reduzca los fusilamientos, pues se fusilaba fundamentalmente para hacer caja, en el doble sentido del término.

–Necesitamos un par de hígados.

–Marchando dos ejecuciones.

En China se aplica la pena de muerte con una alegría inconcebible. Fundamentalmente, se mata en la intimidad, en familia, de ahí que ninguna organización humanitaria haya logrado averiguar las cifras exactas de los ejecutados. Pero son tantos que es preciso acabar con ellos en plan industrial, en serie, como el que fabrica un motor. A veces, las autoridades esperan a tener grupos de 20 o 25 condenados, o de 100, no lo sabemos a ciencia cierta, para ahorrar costes. Y los fusileros han de apuntar con un mimo enorme para no dañar los órganos destinados a la venta. En caso contrario, tendrían que poner los suyos sobre el mostrador.

Significa todo esto que asesinar legalmente plantea sus dificultades, no es un aquí te pillo y aquí te mato. Podrían matar con veneno, pensarán algunos, pero el veneno daña el hígado, que es la estrella de este mercado visceral. Hay mucha demanda de hígados en China, y fuera de China, aunque ignoramos también qué parte de la producción se dedica al consumo interno y qué parte a la exportación. Con los chinos, todo son misterios. Lo cierto es que del mismo modo que han logrado alcanzar el capitalismo salvaje sin abandonar el comunismo bárbaro, han conseguido también matar en plan industrial extrayendo los órganos de forma artesanal. Esta unión de contrarios es frecuente en política. Nosotros mismos acabamos de sacar adelante una ley de trasparencia opaca.

El cambio, lógicamente, no se producirá de un día para otro. Se necesitarán entre tres y cinco años, dicen, para regular la situación, pues los corredores de la muerte están ahora mismo llenos de presos cuyo único objetivo es producir órganos para el consumo. Es probable que se prohíba antes el comercio de foie que el tráfico de hígados.