Uno, que no entiende nada de economía, no acaba de comprender por qué se pide a los presupuestos que sean implacables con el ajuste pero, a la vez, se les reprocha que no estimulen el crecimiento. Desde su ignorancia, a uno se le ocurre que si las administraciones públicas son el principal cliente de la economía española, poco se estimula el crecimiento cuando se aplican recortes el 18% al gasto de los ministerios. ¿No habría manera de gastar distinto, en lugar de gastar menos?

¿Cómo hacerlo? Lo bueno de no entender nada de economía es que uno puede lanzarse a ensoñaciones que los economistas tratarán sin duda de absurdas. Por ejemplo, la siguiente.

Vamos a imaginar una Dirección General de Altramuces. Pongamos que tiene mil empleados, todos ellos dedicados a tareas administrativas. Ante lo imperativo del ajuste (ya saben: eso o la intervención) se acuerda reducir su coste a la mitad. Las alternativas son el despido en masa o la rebaja de sueldos. Ambas resultan nefastas para los afectados y deprimen el consumo interno, que ya anda bastante alicaído, lo que alimenta la maldita recesión.

La ensoñación es esta: ¿Y si a la mitad que sobra la ponemos a cultivar, tratar y comercializar altramuces? Con ello ganamos que los 500 afectados mantienen su empleo y su sueldo, y no cuestan un céntimo al erario público, porque se lo ganan. Siguen gastando en las tiendas, lo que previene la caída de la demanda interna y del PIB, y a la vez podemos aplicar el famoso ajuste. Si la cosa funciona, incluso se generarán beneficios, aplicables directamente a la reducción del déficit.

Naturalmente, hay prevenciones. Los altramuces solo deben destinarse a mercados no cubiertos por la industria nacional, no sea que nos estemos cortando una mano con la otra. Ignoro si tales mercados existen (tampoco entiendo nada de altramuces), pero en caso negativo habrá que buscar otra leguminosa, o incluso otra rama de actividad. Y cesar en ello cuando la economía se haya recuperado, porque este es trabajo para las empresas. Pero mientras dure la crisis, puede ser bueno que la administración produzca bienes y servicios rentables que nos hagan crecer. Porque, hasta el momento, el mero ajuste no está motivando el crecimiento del sector privado, sino más bien lo contrario.