Imaginemos que han pasado 50 años del suceso y que en el programa ¿Quiere ser millonario? del futuro preguntan al concursante de turno: ¿Quién fue la primera persona en suicidarse contra la crisis de los primeros años del presente siglo? A) Un sin techo español. B) Una camarera italiana. C) Un detective portugués. D) Un farmacéutico griego.

Pocas personas habrían elegido la opción D, que sin embargo era la correcta. Piensa uno que para cuando se empiezan a quitar de en medio los farmacéuticos griegos ya han pasado a mejor vida los sin techo españoles y las camareras italianas, con más razón los detectives portugueses. Sorprende también el uso de la pistola en quien sin duda disponía de remedios químicos más caritativos que las balas. Esto es lo que le hace a uno suponer que el suicida no pretendía dispararse por culpa de la crisis, sino contra la crisis. Se voló la cabeza propia porque no podía volar la de Merkel, un suponer. Por eso se ejecutó también frente al Parlamento, una forma de escupir a sus representantes, una manera de decirles:

–Mirad cómo os mato en mí.

Una ingenuidad, claro, puesto que los políticos griegos, por no mencionar a Sarkozy, que está de campaña, siguieron a lo suyo. Lo suyo no era necesariamente lo de sus compatriotas, aunque enviaron refuerzos policiales a la calle para mantener el orden. ¿A qué llamaban orden durante la crisis de los primeros años del siglo XXI? Otra pregunta interesante, otra pregunta de concurso con la que alguien ganará o perderá unos dracmas (Grecia está a punto de salir del euro) dentro de cincuenta años, si la tele no mejora, y parece que no. La tele forma parte de la crisis, no hay más que asomarse a los telediarios.

¿Y por qué un farmacéutico?, decíamos. Porque esta situación infernal está pensada, sobre todo, contra las clases medias, las más vulnerables, pues no han desarrollado el cinismo moral de las de arriba ni la resistencia física de las de abajo. No quiero dejar deudas a mis hijos ni buscar comida en las basuras, escribió en una nota el farmacéutico suicida. Y tenemos que creerle, porque era un hombre del montón y la verdad, ahora mismo, se concentra ahí, en el montón. Amontonada.