¿Debe buscar el PP el apoyo del PSOE, y este darlo, en su política de reformas y recortes? Esa pregunta no debería ser respondida desde el rencor, pues ya es tradición que la derecha en la oposición se muestre inmisericorde, y la izquierda arrime el hombro. La cuestión reside en que, en bien de todos, en el nivel del Estado la derecha debería gestionar su modelo de salida de la crisis, sin desvirtuarlo demasiado ni implicar a la izquierda. Por su parte la izquierda debería evitar tensar la cuerda más allá de lo que el cuerpo social demande, y a la vez ir perfilando un modelo que pueda proponer como recambio si fracasa el inicial del PP. En poco tiempo, más o menos un año, sabremos si la fórmula de los remedios drásticos a secas bastan para sanear el cuerpo y hacer que reaccione. Si no fuera así, habría que hacer otra apuesta para motivar el crecimiento, o sea, el apetito del

enfermo.