La cifra hablaba ayer más que todas las voces del diccionario, 6000 a 6. Se han presentado seis mil currículos de nivel alto para tan sólo seis puestos directivos que ofertaba Metro Málaga. Junto a la noticia de ese bebé prematuro dado por muerto y enviado a la morgue del barrio de Chaco, en el norte de Buenos Aires, del que su madre quiso despedirse y al que encontró vivo aunque lleno de escarcha, ése 6000 a 6 me produjo el mayor impacto noticioso de la jornada. Del bebé argentino, ya un poco de todas partes globalizado por la velocidad y el allanamiento de mirada de los actuales medios digitales, leo que está bien y que vivirá. Respecto a la realidad que encierran los seis mil candidatos que han optado a seis plazas de trabajo, sólo en Málaga, tengo menos optimismo.

Y no es que uno se sorprenda, ya que las descomunales cifras del paro, al alza, se tienen que notar por ésta y otras heridas de lo cotidiano. Pero da mucho que pensar. Ayuda a reflexionar sobre cómo de formada está una parte importante de la sociedad que hemos ido fabricando, al menos desde el rasero académico, ya que para optar a esos puestos no bastaba con una titulación básica. O sobre cuál será la verdadera vocación, si la tienen, de la mayoría de esos candidatos a esos seis puestos en el Metro de Málaga. O, sobre todo, de qué manera podemos estar desperdiciando a una cantidad importante, si no a todos, de esos 5.994 aspirantes que no obtendrán plaza en esta convocatoria.

La realidad lleva tiempo gritándonos, a los oídos del corazón y a los del entendimiento, que hay desajustes graves en esta sociedad en crisis, que algunos de los problemas quizá sean estructurales.

Tras la nueva escalada de la prima de riesgo española, hasta superar claramente el tabú de los 400 puntos básicos, siguen ocurriendo cosas que ya nos estaban ocurriendo antes. Noticia de esta semana es que ya hay más parados en la construcción en Málaga que gente trabajando, por ejemplo. Y por no hablar sólo de la crónica de una burbuja inmobiliaria largamente anunciada, que ahora nos devuelve este triste certificado de autenticidad, también era noticia el eternamente pendiente saneamiento integral, a la palestra tras los recortes presupuestarios por el retraso de la depuradora de Nerja y las denuncias de ese foro que reúne a empresarios y entidades alrededor del turismo malagueño y su sostenibilidad como sector económico.

Pero mientras los debates ponen sobre la mesa el fantasma de un rescate europeo de España –algo que quienes saben ven ya imposible–, ni la clase política parece comportarse como si estuviéramos ante una emergencia de Estado, enredados en su contagio partidista habitual de las instituciones, ni las redes sociales parecen querer discutir a fondo de otra cosa que no sea el tiro en el pie de Froilán. Me atrevería a apostar unos espetos de sardinas a que también salen 6000 tuits a 6.