Froilán y la prima de riesgo se disparan. Era la frase de moda en las redes sociales. Triste o sicodélica o histérica, en todo caso esperemos que no histórica, ayer tarde volvía a tener fundamento la ingeniosa frasecita. Pero no porque el pobre nieto del Rey hubiese vuelto a jugar con la escopeta de caza de su padre, sino porque la prima de riesgo sobre la deuda pública española volvía a superar los 420 puntos básicos. Felipe González saltó a la palestra, tras la espantá con cara de agobiado de Rajoy ante los periodistas, para decir que el rescate de España era imposible porque supondría la desaparición del euro, lo que aún no se sabe si era un relajante muscular o una dosis más de cafeína. Al día siguiente un Rajoy no mucho más repuesto, quizá aleccionado por su imparable vicepresidenta, sí daba la cara para decir que de rescate nada. Mientras tanto, en Málaga, el Rescate seguirá saliendo el Martes Santo, como cada Semana Santa.

«La pelá»

Y mejor hablar de la prima «la pelá» que de la prima de riesgo, ya que la economía, según cuentan los que saben de cuentas, se lleva muy mal con las malas noticias. Como hoy es 14 de abril, proclamación de la segunda República Española en 1931, mejor darle una vueltecita al pie de Froilán. Mejor recordar, de paso («de paso» por lo del pie del chavea), que se llamó Segunda República para diferenciarla del periodo histórico que se denominó Primera República Española que fue de 1873 a 1874. Duró menos que una saliva en una plancha caliente, ni un año, así que si les parece corto el segundo periodo sin monarquía en España, definitivamente interrumpido a las bravas, con Guerra Civil en medio, en 1939, compárenlo con el primero y les parecerá un extraño logro en nuestra historia. El prestigioso escritor y jurista archidonés Rafael Ábalos, con inhabitual seriedad en estos temas rosa como el del pie herido del nieto del Rey, y sin amarillismo alguno, me apunta alguna consideración jurídica sobre el asunto en la que no había caído.

La fatalidad

Dejando al margen que mediara denuncia de la madre al padre por presunta negligencia en el cuidado de su hijo, ya que los progenitores están separados y esa circunstancia influye en muchos casos aumentando las tensiones que conlleva el accidente del niño. Y dando por hecho que este asunto se zanjará probablemente con una multa de entre 300 y 6.000 euros al señor Marichalar, y poco más, también habría un delito asociado que podría complicar el resultado judicial de esta penosa anécdota que tampoco habría que sacar de quicio, ni convertirla en un gol en propia puerta monárquica de toda la Familia Real, con el asunto Urdangarin como malla de la portería. Y es que, si queda demostrado que en la finca privada de la familia se dispara al blanco, aunque sea inocentemente para divertirse contra una botella vacía o contra los árboles, y no se hubiera requerido para hacerlo de la Guardia Civil el permiso correspondiente (ya que siempre cabría la posibilidad de que se escapase un tiro al horizonte y alguien buscando setas, por ejemplo, terminase herido), el asunto conllevaría otra sanción administrativa por esa circunstancia que lo complicaría todo aún más.

El escalofrío

Por lo demás, resulta escalofriante pensar lo que pensó el abuelo, su majestad Don Juan Carlos, cuando levantó el teléfono y escuchó que su nieto se había disparado en un pie. Aterra imaginar cómo la fatalidad puede rebotar tantos años después en el oído de un hombre que ha vivido desde los 18 años con el recuerdo de haber disparado a quien era su hermano menor, Alfonso, pensando que el arma no estaba cargada, produciéndole la muerte prácticamente en el acto.

Hablando de su último libro, El precio del trono, la periodista Pilar Urbano me recordaba que el padre del Rey, Don Juan de Borbón, Conde de Barcelona, sumido en la desesperación del momento le hizo jurar a su hijo que no lo había hecho adrede. Todo es de una escalofriante fatalidad.

La casualidad

Y una casualidad es que Sarkozy esté en los cines este finde. De Nicolás a Sarkozy analiza, tras haber revisado el guion antes de rodar un equipo de abogados para no enfrentarse a querellas, la personalidad de quien ponía a España como ejemplo de lo que no había que hacer en política hace una semana. Sarkozy hacía leña de quien hace sólo unos meses era su «amigo» Zapatero, para despotricar contra su rival socialdemócrata François Hollande. La peli se centra en el periodo en que el presidente francés se separaba de su mujer Cecilia a medida que se unía definitivamente a la señora del Gran Poder, y no me refiero ni a la señora Bruni, que llegó después, ni a la Señora de Gracia, que es la Virgen del Rescate, del malagueño, sino a la carrera presidencial. Pero la película viene a utilizar la historia de Sarkozy y su personaje para reflejar una clase política alejada de la realidad ciudadana que es capaz de casi todo, aunque sin sangre, para ganar. En fin, lo que refleja el CIS en España pero a lo galo…

30 años de danza

Lluvioso está el fin de semana, pero los 30 tacos cumplidos en la brecha de los escenarios del grupo Danza Invisible, con el pundonor de su talento habitual, nos hacía recordar en sus sonrisas que hay más de diez razones para estar vivos en Málaga, a pesar de lo que nos está pasando por encima, cebándose en los que están más por debajo… Porque hoy es sábado