Cuando en esos momentos de tristeza generalizada nos refugiábamos entre los tangos nostálgicos de nuestros mayores que veían a «La Argentina» como una prolongación del suelo patrio, hermanada por muchas circunstancias socio-históricas en una época desdibujada por la autoridad, nos llega la señora presidenta Fernández de Kirchner con la suya, tomando el control de la petrolera YPF. Los sones de «Mi Buenos Aires querido...» se escuchan muy distantes en este periodo de sinrazones. La viuda negra por el petróleo no ha hecho más que comenzar otra letra de tango -que tiene un verbo- y nos pone música al encuentro con el desamor: Lo que perdimos y nunca más hallaremos. Me aíslo -como si esto fuera posible- y me quedo en el corazón, a veces adverso, de la ciudad donde habito. Leo con entusiasmo que Málaga se sitúa como la novena provincia de todo el país en la atracción de talentos y trabajadores; es decir, que nuestra capital sigue siendo un lugar de oportunidades.

Y repitiendo en voz alta este término, pienso: ¿Es cierto que escritores, poetas, pintores locales y creativos en general, con talento conocido pero no reconocido, siguen mendigando salas públicas o privadas para presentar su trabajo y compartirlo con esta villa, que se convierte, gracias a unos pocos gestores culturales, en villana, a la hora de reconocer lo externo y no potenciar lo interno? La pregunta es larga, sí, la respuesta es muy corta: «Si no tienes currículum no puedes exponer»; y lo dicen desde los ateneos de la cultura local. Mi alegría anterior se torna en tristeza contenida cuando negamos la proyección a nuestros valores propios que no tienen historial artístico ¿Cómo lo van a obtener? Brindo por el talento sea de donde llegue, pero centro mi sorbo hacia los nuestros en estos momentos de tanta discriminación interna. Abrid las puertas a nuestros artistas ahora, después tendremos que invocarlos y puede que estén muy lejos. Nos costará muy cara la llamada.