Desobediencia civil

El Movimiento 15 de Mayo nace por la necesidad de reaccionar ante la corrupción política imperante con el Gobierno del PSOE y que continuamos teniendo ahora con el PP; la cada vez más precaria situación laboral de quien la tiene, pues el número de parados es desproporcionado en relación a lo bien que viven los borrachos reales o los delincuentes con escaño, todo a espaldas de nuestros problemas. Rescatan bancos pero echan a la calle a ancianas o embarazadas que viven solas con sus hijos. Ahora también quieren impedirnos protestar.

Nos acusan de antisistemas, pues en eso llevan razón. No nos gustan sus métodos criminales empleados además contra ciudadanas pacíficas que no creemos en sus patrañas. Eso sí, este movimiento ciudadano no debe confiar en la nueva oposición que le ha abierto camino a los herederos del franquismo. Los sindicatos mayoritarios forman parte de esta trama y se han visto empujados a ir a una huelga general en la que no creían y el Gobierno no los toma en serio. No creo en absoluto en la violencia. Tenemos que cambiar todo el sistema porque no es reformable, hay que crear una forma distinta de vivir en la que lo importante no sea el dinero sino nuestro bienestar. Olvidarnos del mito de que hay que producir mucho más para preocuparnos por beneficiar con nuestro esfuerzo a la comunidad. En vez de pensar en grandes países enriquecidos por materias primas baratas, traídas de países dominados por tiranos hechos a nuestra imagen y semejanza, tenemos que ver cómo hacernos dueños de nuestras vidas. Como la Constitución de 1978 nos lo prohíbe, pues justamente deberíamos convocar una huelga general, aunque no seamos un sindicato, promover la desobediencia civil, no participar de su dinero ni de su consumo.

Manuel Salvador BastazoMálaga

El atractivo de la sanidad española

Hace poco menos de 15 años, fui operado de una hernia de hiato en el extraordinario Hospital Regional Carlos Haya de Málaga. Como es frecuente en la sanidad española, coincidí con unos señores ingleses que me ponderaron mucho el nivel, humano y profesional, de nuestra sanidad, a la que reconocían superior a la inglesa.

Los recursos de una nación se distribuyen según el criterio de sus respectivos gobiernos. Lo que no es justo es que, acaso de manera encubierta, los españoles estemos financiando, en parte, a la Royal Navy, la cual, como es notorio, es más poderosa que la Armada española. Por cierto, la señora inglesa con quien conversé, estaba de acuerdo conmigo en que Gibraltar debería ser español.

Antonio Romero OrtegaMálaga