A medida que se acerca el momento, crecen los nervios entre todos (y son muchos) los que esperan recibir un cargo cuando se constituya el nuevo Gobierno andaluz de coalición entre PSOE e IU. Hay llamadas, movimientos, gestiones allá donde se puede, los mentideros políticos de la ciudad hierven ya con quinielas de nombres… y la tensión es mayor cada vez que se habla de la disminución de consejerías y delegaciones. Menos puestos que repartir, menos posibilidades. Las previsiones hablan de un ejecutivo con un mínimo de nueve consejerías y un máximo de once, es decir, menos responsables provinciales en las delegaciones y en las «sucursales» de las empresas públicas y organismos similares repartidos por la comunidad.

Los nombres de los consejeros se conocerán en unos días, en cuanto Griñán sea investido presidente, y los demás llegarán en cascada, por lo que a más de uno aún le queda algunas semanas de inquietud. Aunque ahora, para IU y los socialistas, la prioridad es decidir qué áreas se reparten. Esta semana ha tocado hablar de turismo, ámbito que la coalición de izquierdas mira con muy buenos ojos, aunque ambiciona con más ganas Educación, una consejería que el PSOE considera innegociable, junto con Sanidad. Agricultura y Medio Ambiente son las otras en juego, junto con la de Vicepresidencia y quizá Cultura, si ésta se suma a la de Turismo. En el PSOE malagueño, el objetivo es conseguir que uno de los suyos sea consejero, con toda probabilidad Luciano Alonso, y lo mismo quiere IU, donde cada vez suena con más fuerza Pedro Moreno Brenes. Otra cosa será el reparto de direcciones generales o viceconsejerías, donde algún nombre de la provincia podría hacerse un hueco. La dirección malagueña, en principio, quiere que los parlamentarios sigan como tal, aunque no se descarta que los cambios en el Ejecutivo den hueco a concejales de algún ayuntamiento o a algún representante de instituciones provinciales. Como tampoco se descarta que Susana Radío, que sustituyó a Remedios Martel cuando comenzó la campaña, siga como delegada del Gobierno andaluz en Málaga, aunque para ese puesto suenen también otros nombres como el de la viceconsejera de Cultura, Lola Fernández.

Los socialistas tienen de aquí al verano una agenda apretada. Cuando terminen de hacer nombramientos, se pondrán manos a la obra con los congresos. Primero, el regional, después el provincial. Y en ello siguen trabajando los críticos. Socialistas Hoy continúa visitando municipios y agrupaciones para dar a conocer sus propuestas. Estuvieron en Ronda y hace unos días han estado en Cártama. Y están optimistas, porque consideran que desde el 25M han aumentado los apoyos para su causa y creen que de aquí a julio pueden alcanzar un porcentaje alto para dar guerra e incluso ganar. Estas semanas serán decisivas, porque quizá podrán hacerse con el favor de todos los que se van a quedar por el camino en el reparto de cargos o ya se han quedado -en el entorno más cercano a Marisa Bustinduy no ha gustado que ésta haya salido de la mesa del Parlamento-. Su gran prueba, que ya esperan con ganas, será la elección de delegados para el congreso regional, donde podrán medir sus fuerzas frente al sector oficialista.

La agenda del PP. En el Partido Popular, ajenos al reparto de cargos, ya piensan en el trabajo que habrán de hacer en esta nueva legislatura. Están convencidos de que vienen tiempos convulsos y de que la relación entre PSOE e IU no va a ser especialmente idílica, incluso no descartan que la legislatura no llegue a los cuatro años y haya elecciones antes de la fecha marcada. Por todo ello quieren hacer una oposición fuerte y de calle. En Málaga, el presidente provincial, Elías Bendodo, ya le ha dicho a sus parlamentarios que quieren que tengan agenda de alcaldes, que se recorran la provincia y tengan un papel destacado en el hemiciclo andaluz.