Soy empleada del sector público, en concreto, trabajo para el Servicio de Teleasistencia de la Junta de Andalucía, conocido popularmente como el «Botón rojo».

Para quienes no sepan qué hacemos allí, les diré que trabajamos a turnos para dar servicio a nuestros usuarios (personas en situación de dependencia, discapacitados y personas mayores) las 24 horas los 365 días del año. Nuestro servicio consiste en ayudar a ese sector de población más desfavorecido y a sus familias en situaciones muy diferentes. Por ejemplo, una persona mayor que se cae o se pone enferma nos llama y nosotros movilizamos los recursos necesarios para que sea atendida, acompañándola en todo momento, si está sola, con nuestra voz para ayudarla a sentir que estamos con ella, que no se tiene que enfrentar a la situación sola. Otro ejemplo, otro usuario que nos llama porque se siente solo y triste, ahí nos tiene siempre, a cualquier hora y día, para conversar, para animarle o sólo para escucharle. Y cuando no nos llaman, les llamamos nosotros para saber cómo les va la vida, cómo se sienten y sacarles una sonrisa con nuestra llamada. Y como estos ejemplos podría poner muchos más, pero no lo creo necesario, ya que casi todos tenemos un familiar que tiene «el botón rojo» o conocemos a alguien que lo tiene.

Pues bien, hoy quiero que sepan todas nuestras personas usuarias, sus familias y toda la sociedad, la realidad profesional que vivimos los que trabajamos tras esa voz amable, cariñosa y cercana que escuchan en los momentos de mayor necesidad.

Trabajo como teleasistente, a turnos de mañana, tarde y noche, fines de semana y festivos (Nochebuena, Navidad, etc) y apenas llego a los mil euros, de los que me vienen quitando ya un 5% hace más de un año y que ahora nos quieren recortar otro 5% más, además de trabajar dos horas y media más cada semana gratis. Los políticos nos quieren hacer creer que todos nos estamos apretando el cinturón, pero yo no veo que sea proporcionado. No es lo mismo que te descuenten un 5% cuando ganas mil euros y apenas llegas a fin de mes, que cuando ganas tres mil, que lo que quizá tengas que hacer es irte a un hotel de 4 estrellas en vez de 5 cuando te vayas este verano de vacaciones a las Bahamas.

Pero la cosa no acaba ahí: la Junta de Andalucía, a través de la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de Andalucía para la que trabajo (ASSDA), nos tiene contratados a la gran mayoría con un contrato en fraude de Ley. Buen ejemplo para los empresarios, ¿no les parece?

Y precisamente a los que tenemos peores condiciones laborales, además, nos quieren reducir el salario un 15% extra, o sea, que al final, lo que quieren hacer es que a los que peor estamos quitarnos casi un 20% del salario actual (que ya tiene descontado por otro lado ese otro 5% desde hace casi dos años). Si, es verdad, también nos van a reducir la jornada otro 15%, pero sobre la jornada nueva, así que en realidad lo que voy a trabajar semanalmente son unas 3 horas menos pero, eso sí, un 19,25% menos de sueldo más el 5% desde hace dos años. Por no contar que la misma gasolina tengo que gastar para ir los mismos días.

Así que les pido ayuda a todos los que lean esta carta para enseñar a los políticos a hacer cuentas con nuestros números: mi salario de aprox. 960€ -el descuento del casi 20%- la gasolina para poderme ganar el sueldo = una media aprox. de 650 €/mes. ¡Qué afortunada soy de ser empleada pública!

Y como guinda final, ahora nos dicen que esto será retroactivo desde el 1 de enero, así que técnicamente le deberé dinero a la empresa, así que me puedo ir olvidando de paga extra y aun así seguiré debiendo algo.

Señores políticos, ¿es que no se están escuchando? ¿Y así quieren que consuma? ¿Que reactive la economía? Lo que me están consumiendo es la dignidad como trabajador y haciéndome que sea incapaz de sacar a mi familia adelante, y encima pretenden que me sienta agradecida porque están intentando evitar tener que despedirme…

Por eso escribo hoy, la indignación me está asfixiando. Creo que ya ha llegado el momento de demostrarles entre todos que se equivocan. Ayúdenme. Gracias.

Servicio de teleasistenciaFlavia CaffariniMálaga