La crisis de la política

Es un auténtico disparate, y a la vez vergonzoso, los cambios ideológicos, cada vez que se cambia de partido en la gobernabilidad del país, por los conflictos y dificultades que afectan a la ciudadanía, en algunos casos muy graves.

Que verdad y cierta, la frase de una «pintada urbana», como denuncia social, la cual dice: «El sistema de enseñanza, es la enseñanza del sistema», y me explico:

El Gobierno de Mariano Rajoy, aplicara al pie de la letra, la reforma, de la asignatura, de Educación para la Ciudadanía, (proyecto socialista), ofrecida a la jerarquía católica, y a los sectores sociales más conservadores. El ministro de Educación, José Ignacio Wert, cambia dicha asignatura, y se llamara Educación Cívica y Constitucional, eliminando las referencias a la homosexualidad, y a la educación contra los prejuicios sociales, racistas, xenófobos, antisemitas, sexistas, y homófonos.

También en «sus recortes», censuran y eliminan lo que se entendía, en Educación para la Ciudadanía, los deberes y derechos humanos, como conquistas inacabadas, e igualmente, rechazan la compensación de las desigualdades, el rechazo de las discriminaciones provocadas por las desigualdades personales, económicas o sociales, o la falta de acceso a la educación como fuente de pobreza (donde el PP, y su nuevo gobierno, dan claras muestras, en Leyes recientes). La línea totalmente antisocial (influenciados por la jerarquía católica) de dicho partido popular da pie a pensar (independiente de opiniones diversas y partidistas) que desprecian, descalifican y no tienen en cuenta a una gran parte de la sociedad, que tienen los mismos derechos que cualquier ciudadano y votante.

No tiene sentido, ni es justo, que en un sistema de libertades y derechos, acogidos en nuestra Constitución, se apliquen en la enseñanza ciertos «valores morales y éticos», según la ideología o la influencia de ciertos sectores de influencias políticas o religiosas.

Francisco Jiménez Urreta Málaga

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