Desde el siglo XX no se quedaba fuera de los play off el Unicaja. La enfermedad se diagnosticó mal y tarde, por lo que devino en hecatombe. Un mes completo se cumple hoy desde que el balón dejó de botar en el Carpena. Y justo un mes después el presidente del club va a dar la cara. ¿Han estado todo este tiempo cruzados de brazos? La respuesta es que no. Se ha hecho autocrítica y se ha analizado una situación que derivó en una nueva ruptura con la grada tras la corta paz social instaurada por Chus Mateo. Demasiado tiempo para salir a dar explicaciones, ciertamente. Un mes, en pleno mercadeo, cuchicheos y época de fichajes, es muchísimo. Hoy, Eduardo García comparece públicamente en un bar de pescaíto frito para anunciar que ya hay nuevo capitán del barco: Jasmin Repesa.

El croata de origen bosnio dirigirá este yate de recreo que aspira a volver a ser transatlántico. Sin las cargas heredaras y tras una limpia completa en la que se cayó en errores graves de planificación, hay que volver a dar con la tecla. Se recorta el presupuesto, pero es para todo el mundo. Ya quisiera cualquier club europeo tener un patrocinador de la solvencia, el respeto y el amor al deporte de la canasta como el que ha demostrado la entidad financiera Unicaja. Una relación que en 2012/13 debe dar un paso más. Es la hora de volver a crecer sobre el parqué. ¿Cómo? Nadie tiene la fórmula. Se va a cambiar más de la mitad de la plantilla y se va a dar una vuelta de tuerca al modelo. «Zidanes y Pavones», eso es lo que viene. Cuatro canteranos habrá en el primer equipo, para demostrar que aquí se trabaja con la base. Unos cimientos que no entienden de fronteras. En Los Guindos se adiestran a muchachos africanos, sudamericanos y ahora, especialmente, balcánicos. El ADN malagueño es ahora de piel morena, mulata o blanquísima. Niños criados aquí que, a fuerza de mamar el club, deben sentir la misma pasión que en su día vivieron Berni Rodríguez o Carlos Cabezas. Probablemente, ninguno esté en el futuro equipo con Repesa.

Me cuentan que ayer acudieron varios abonados a Los Guindos para comunicarle al club que si Berni no renueva darán de baja su abono. Es lícito pedir corazón entre tantos números fríos. Yo también pienso que la experiencia de Bernardo o del propio Cabezas le haría mucho bien al vestuario. Aunque no es menos cierto que tras una temporada tan desastrosa es hasta recomendable cambiar por completo el decorado de la casa. El riesgo lo asumen los responsables en la elaboración del plantel. Desde el presidente hasta su consejo de administración, pasando por la dirección deportiva, en manos de Manolo Rubia. Tras un año horrible saben que, nunca mejor dicho, se juegan el bigote.