Theodor Adorno es un inolvidable lateral izquierdo de la filosofía, contundente en su banda y difícil de desbordar. Una de sus sentencias más conocidas establece que «escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie», también enunciada como «no hay poesía después de Auschwitz». Los campos de concentración aniquilaron cualquier esperanza de un progreso ligado a la cultura.

Los participantes en la Eurocopa han visitado los barracones del antiguo campo de concentración nazi, pero bajo la constatación consoladora de que hay fútbol después de Auschwitz. Al fin y al cabo, el deporte es un acto de barbarie que nos libra de enfrentamientos más sañudos, por lo que cabría concluir que «después de Auschwitz sólo hay fútbol». El monopolio de la actividad física remunerada define las décadas transcurridas desde la Segunda Guerra Mundial.

Las lágrimas de los jugadores en Auschwitz han compartido el protagonismo de los prolegómenos con la concentración de puertas abiertas de la selección germana. Todo aficionado alberga una opinión al respecto. Visto que los alemanes pueden convivir en el hotel con sus parejas, ¿les gustaría a ustedes concentrarse con sus parejas? Con las parejas de los alemanes, claro. Uno de los objetivos de los torneos internacionales es estrechar lazos sexuales con otros pueblos.

A diferencia del Mundial, la Eurocopa carece de fase previa con países impronunciables, que no distinguen el fútbol de la natación. Un grupo reúne a Alemania, Portugal, Holanda y Dinamarca, presuntos aspirantes. Es un campeonato de joyero o boutique, aunque todo puede estropearse y la próxima edición ampliará el número de participantes, de 16 a 24. Dadle una oportunidad a Luxemburgo y Chipre.

Desde el prisma económico inseparable del fútbol, la Eurocopa reúne a los peores países del continente, más cuidadosos con sus clubes que con sus bancos. Los causantes del descalabro europeo se reúnen en la cumbre futbolística, ya se agrupen en las expresiones PIIGS o GIPSI. Ahí están Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España, la mayoría con opción de ganar en el césped lo que perdieron en los mercados.