El presidente Mariano Rajoy, tras el rescate del sistema bancario español, niega dos hechos palpables: que el rescate haya sido impuesto y que afectará al déficit público. Ninguna se sostiene, porque el Gobierno siempre manifestó que no habría rescate y pocos dudan de que el Estado, como avalista, deberá asumir parte de los intereses y de la deuda. Ahora sale a la luz lo que antes se ocultaba, que la mayor parte de la deuda española es privada y que la deuda pública no era el problema.

Hay que ser ingenuo para pensar que la liquidez que se inyectará a las entidades bancarias servirá para reactivar el crédito. La realidad es que las inmensas ayudas que ha aportado el Frob las han utilizado los bancos para tapar sus goteras, bonos para sus altos cargos y jubilaciones anticipadas de sus plantillas. Además, en una economía con niveles ínfimos de rentas y consumo en decrecimiento, los empresarios no se plantean realizar grandes inversiones.

Lo peor de todo es que los causantes de este desastre, banqueros y políticos ineptos, no asumen responsabilidades, ni se les exige. Todo se tapa, y se van a sus casas para disfrutar de una suculenta pensión. Al final, son las clases medias y bajas las que sufren todo el peso de la crisis. Y nuestros jóvenes son una generación perdida, sin expectativas laborales. No hay derecho.

Reconocer la realidadLuis Goñi StroetgenMálaga