El viento del noroeste, en la tórrida tarde del pasado domingo con miras a Europa en todos los sentidos, no impidió que los cirios se debilitaran en la procesión de un día de Corpus velado. Todo se apaga, incluso un acervo que deja paso a otros menos atávicos que nos plantean preguntas de hacia dónde nos dirigimos sin referencia alguna.

Mientras la Fiscalía de Medio Ambiente de Málaga presenta una querella contra un hombre que pescó dos atunes rojos estando el periodo de veda abierto –acción imputable–, el presunto cerebro de la trama de corrupción en el caso Gürtel, Francisco Correa, sale de las enrejadas redes de la prisión como atún azul tras el pago maternal de su fianza –200.000 euros–.

Entretanto, el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Olli Rehn, desea dejar claro que las condiciones ligadas a la ayuda comunitaria a España se limitarán a los bancos y no afectarán a la política económica, los becarios de investigación de la Universidad de Málaga se ven afectados por los recortes de las administraciones públicas sin conocer cuál va a ser su futuro ni el de la proyección innovadora de esta ciudad.

Durante estos días luminosos y sofocantes, nos hallamos más inmersos en la oscuridad de los túneles inacabados de Metro Málaga, que deberá iniciar a devolver en el próximo mes de marzo el préstamo de 225 millones de euros que le fue concedido por el Banco Europeo de Inversiones para realizar las obras, esto es, comenzar a pagar un servicio inexistente y tan trascendente para la metrópolis.

Cuánta contradicción en un entorno tan incoherente. Pensar es no comprender, decía Fernando Pessoa. Sigamos recapacitando puesto que es lo único que nos hace sentir sensatos.