Estaría muy bien lo de «más euro y más Europa» si alguien explicase en román paladino la influencia de ese objetivo en la redención del paro. El crédito no volverá a fluir sin recapitalizar los bancos, pero ¿es ésa la mejor inversión de un préstamo de cien mil millones de euros? Teniendo cinco millones de parados, la cifra daría 20.000 euros para incentivar el empleo de cada uno de ellos. Los empresarios nunca han soñado con una cuantía semejante, que, añadida a una exención fiscal a plazo, podría cubrir casi dos años de salarios. La reactivación potencial es impresionante, como también la opción de devolver el dinero prestado con base en los nuevos recursos generados, sin presiones insuperables en la deuda ni en déficit.

Lo más importante sería, naturalmente, la eliminación del paro, o su reducción a las magnitudes medias de Europa. Porque el problema más grave de España no son los bancos malos, sino los parados, como repiten sin tregua los sondeos de opinión. Parece a veces que nuestros dirigentes lo hacen a un lado, engolfados en especulaciones neoliberales, o lo citan como un estribillo que sería feo olvidar. El paro es la verdadera tragedia de este país y ninguna política se salvará de la abominación si, en lugar de disminuir, sigue creciendo. Ya menudea en los foros comunitarios el consejo de cerrar los bancos malos, en lugar de salvarlos, porque nada garantiza que los haga buenos una inyección de dinero, por mucho que los controle un Estado convertido en banquero. Hay que proyectar directamente los recursos disponibles en la población desempleada y en los empresarios. La mejora de la producción y la seguridad del trabajo y el salario generan consumo y también incentivan el flujo crediticio de las entidades eficientes y serias.

Hasta ahora, la reforma laboral solo ha destruido empleo sin aliviar, sino al contrario, los índices negativos de la economía. Estamos en lo más negro de la crisis y aún no ha tocado fondo. Es unánime la presunción de que si el paro oficial fuese real, la sublevación ya hubiera estallado. El afloramiento de la economía sumergida está fracasando, y no menos la amnistía fiscal, salvo que aparezcan cifras que hasta ahora no se han dado. Por algo será.

Es muy difícil entender que el Gobierno, apoyado por toda Europa, no vire el foco hacia el paro en si mismo, sin perderse en afluentes. Más euro y más Europa no puede limitarse a recapitalizar bancos, porque la madre de todos los problemas es el desempleo puro y duro. Si ambos frentes son inseparables, que lo expliquen bien. Y si no es posible aplicar un préstamo –que no es un regalo y hay que devolverlo, como cualquier otro– a la estimulación directa del trabajo, que peleen por conseguirlo. El sacrificio que no se entiende se hace doble y es doblemente insoportable.