No hace tanto se pensaba que el estallido de la burbuja dinamitaría a la elite responsable, pero ha sido al revés: la elite responsable se ha hecho con el control de la catástrofe, y nos impone años de sufrimiento para salir de la crisis. Lo peor es que una combinación de amenazas horribles, medidas drásticas para castigar el cuerpo y electroshock diario con la dichosa prima está doblegando las conciencias, con la técnica estalinista del lavado de cerebro, y los secuestrados les damos la razón (Síndrome de Estocolmo). Sólo nos queda el Nobel Krugman, que en un reciente artículo atribuye esas torturas a la doctrina de la necesidad de sufrir para curarse, que, según él, «tiene un atractivo emocional innegable para la gente que se siente cómoda». Y emite esta sentencia: «Corren tiempos de locura enfundada en trajes caros». ¿Será un objetivo prioritario el rescate de nuestra conciencia?