Los políticos andaluces están que se salen. Nada puede frenarles ya en su nueva carrera a lo Sherlock Holmes. Ahora, además de representantes de la cosa pública, se han convertido en sabuesos que olisquearán el sucio asunto de los ERE. Incluso trabajarán en julio y en agosto, amenazan para alucine de los ciudadanitos que llevan toda su vida currando en verano. La comisión de investigación en el Parlamento está en marcha. Comienza un nuevo serial con actores que tendrán la oportunidad de ascender en su carrera, como ha ocurrido en otras comisiones. En otros puntos del país, claro porque lo que es en Andalucía llevábamos y pico de años sin catar una. La nueva tribuna les permitirá idear frases ingeniosas y mordaces, chupar minutos de tele nacional y, por supuesto, darle caña al contrario. No es exceso de desconfianza, que también, sino una previsión de lo que puede dar de sí la comisión a la vista de los prolegómenos.

Por una parte, el presidente de la Junta y los socialistas han abierto el telón escenificando la voluntad del primero a comparecer. La escena, un Griñán decidido a investigar «a fondo» lo ocurrido, aunque uno de sus argumentos es que quiere rebatir las conclusiones que a su juicio ya tiene la derecha. Lo que no ha dicho es cuál de sus dos motivaciones pesará más, si su ansia investigadora o su ansia de acallar a los populares. Y mientras los socialistas, para darle más realismo a la escena, afirman que la comparecencia del presidente andaluz no es necesaria, aunque comprenden sus «motivos personales y políticos». No es necesaria, según el PSOE, pese a que Griñán tuvo puestos de alta responsabilidad mientras se cocían los ERE. Un argumento difícil de vender a cualquier ciudadano.

Por otra parte, poco y mal parece que puedan investigar unos investigadores que se están tirando piedras ya en los previos. Populares y socialistas se acusan de tener sus propias conclusiones antes de que la comisión comience. Dos guiones escritos de antemano para rellenar titulares e ir ganando batallas hasta el combate final. Tanto el propio Griñán como el portavoz parlamentario del PP andaluz, Carlos Rojas, así lo han asegurado. Mientras, Izquierda Unida parece destinada a ser el árbitro, aunque su coalición con los socialistas les reste credibilidad. Ellos fueron quienes forzaron la creación de la comisión al exigirlo al PSOE durante la negociación para formar gobierno. Y ellos la presidirán, con lo que tendrán mucho que decir durante su transcurso. Realmente una nueva oportunidad para llevar a cabo lo prometido en campaña electoral. Si la desaprovechan, además, correrán el peligro de que las bases se les soliviantes aún más después de que ya se hayan puesto protestonas por los recortes de la Junta.

El panorama no es muy prometedor, pero los protagonistas de este inédito serial aún están a tiempo de dejar a un lado sus propios intereses y cumplir los objetivos de una verdadera comisión de investigación. Habrá quien piense, y con razón, que es demasiado tarde para apostar por la transparencia después de años de tejemanejes. Sin embargo, la importancia de lo ocurrido requiere que se investigue a fondo, aunque sea ahora. Como dijo Chamizo esta semana: «La gente está hasta el gorro de todos ustedes» y más les vale empezar a hacer las cosas bien aunque sea por una vez.