En la mayoría de las fotos con altos responsables de la economía europea vemos al Ministro Guindos en plan colegui, dándoles palmadas en cara o cuello, o dejándose hacer un estrangulamiento simulado. Como esas mismas personas son las que amenazan estrangularnos de modo real, el colegueo desconcierta. Por un lado nos da cierta tranquilidad, pues (piensa uno), si hay tanta confianza, a la hora de la verdad no le van a dejar al pié de los caballos, pero por otro nos inquieta, pues da para pensar que aunque los coleguis se repartan los papeles, al final pertenecen a la misma compañía de teatro: un día uno está en un Ministerio, Comisaría o Fondo Monetario, y otro en un gran banco de negocios, un fondo de inversión más o menos especulativo o asesorando a un fondo soberano; pero al año siguiente se intercambian. Podrían ahorrarse las confianzas en público, para no aumentar nuestra zozobra.