El Servicio Andaluz de Salud estudia suprimir varios puntos de urgencias. Con esta medida castiga con recortes a nuestro maltrecho sistema sanitario implantado por el SAS en el Valle de Guadalhorce, y como dice el refrán «cuando el río suena agua lleva». Ya desde hace tiempo corría el rumor de que habría recortes en varios puntos de urgencias en la comarca y al final se concretarán. Cuándo sera el día en que se publique: «El Gobierno recorta sus sueldos. Los senadores y diputados desparecen del panorama nacional. Los alcaldes y concejales se rebajan el sueldo a 1.2oo euros. Los móviles que pagamos de nuestros impuestos serán de tarjeta prepago siendo la recarga de 20 euros mensuales y las tabletas iPad retiradas y subastadas. Los políticos irán en transporte publico pagándolo de su sueldos». Señores Rajoy, Guidos y Griñán, si le parecen mal estos recortes que pedimos los 40 millones de españoles, tienen derecho a manifestación y huelga reconocido en la Constitución Española. Señores gobernantes, se están columpiando. Con la salud de la ciudadanía no se juega, porque en estos días ha sido portada en todos los diarios nacionales la dimisión de la señora Aguirre y en una entrevista del domingo 23, aparece en un diario nacional, que por cierto la ha mandado con el iPad que todos los cabreados españoles pagamos, desde Ibiza donde la señora Aguirre está de vacaciones de relax.

Crisis, recortes para quién, «qué cara más dura». Señora Mª José Montero, consejera de Sanidad de Andalucía, estas medidas que va a tomar el SAS, incumplen: Ley 2/1998, de 15 de junio, de Salud de Andalucía, Plan de Calidad del Sistema Sanitario Público de Andalucía 2010-2014. El Servicio Andaluz de Salud piensa dejar a más de 165.000, habitantes sin asistencia medica móviles. En el Valle del Guadalhorce se da una circunstancia especial: tiene mucha población dispersa, lo que ocasiona que los tiempos de espera sean mayores. Si al final el SAS decide estos recortes, van a condenar a los vecinos y vecinas de la comarca al empeoramiento de su enfermedad o a una muerte segura. Ya está bien recorte-se los pelos por no decir una barbaridad.

Ni hospital, ni ambulancias, ni servicios de Urgencias en el GuadalhorceJosé Luis Lagos PadillaMálaga

El otoño-invierno en los pueblos de media España no sería igual si en las esquinas de las tardes moribundas un puesto de castañas asadas no les imprimiera el toque imperecedero de una de las tradiciones que más hablan de nuestra forma de ser y de mostrarnos a los demás. Se expande por las calles el grato olorcillo del fruto más objeto de deseo en estas fechas y es como si todos nos hiciésemos un poco niños, y la añoranza del calorcillo hogareño, ­de los momentos felices con los seres queridos, nos embarga.

De todo eso es capaz un cucurucho de castañas que el vendedor de turno, a cambio de unas monedas, deposita en nuestras manos. ¡Cuántas confidencias, declaraciones y pensamientos gratos nos proporciona mientras degustamos este fruto de las familias de las fagáceas! ¡Cuántas reuniones festivas en la que es el protagonista indiscutible! Y me vienen a la mente los «tostones» que todos y cada uno de los pueblos de la Serranía organizan en torno al día de Todos los Santos y el de Difuntos posterior.

Pero este año la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) nos anuncia que las cosas no van bien, que la sequía va a pasar factura al castañal. Hablan de una merma de producción en un 70% en comparación con años anteriores. Las más de 1.500 familias que ya preparan los bártulos de la recogida miran esperanzados al cielo y a que la climatología se muestre benigna.

En espera de que la ocasión muestre un cariz más halagüeño para tantos hogares que cifran un alivio para sus maltrechas economías esperan que de los cuatro o cinco millones que en épocas normales producen los predios hogaño tengan que contentarse con un millón. Un panorama

desalentador para la comarca del Genal. ¿Tendremos que contentarnos los que disfrutamos del fruto tostado al amor de la lumbre y la humeante olla agujereada con que este otoño el gratificante olorcillo característico que tantas añoranzas reaviva dure menos tiempo? Una pena.

Menos tostones otoñalesJosé BecerraMálaga