El caso Madrid-Arena va tomando el perfil de un paradigma de colapso de todos los controles y medidas de seguridad, y, por tanto, de fracaso absoluto de la administración competente. En una coyuntura como la actual, debería servir de lección para que se implanten de una vez auditorias de eficiencia de las administraciones, y se reformen a fondo las que no funcionen. Las administraciones públicas -con excepciones indudables- son un enorme aparato que por un lado no facilita lo que debe facilitar -por ejemplo, la vida de las empresas- y por otro no impide o controla lo que debe impedir o controlar. El foco principal no debería ponerse en los recortes, ni en las privatizaciones, sino en la búsqueda de la eficiencia y el buen servicio público. Decía Felipe González en 1982 que el cambio consiste en que el pais funcione, pero 30 años después ese cambio en gran medida aún sigue pendiente.