Concluida la 1ª temporada de Isabel, el balance es inmejorable, y podría marcar un hito en la calidad de nuestras producciones para TV. Magnífica ambientación, excelente ritmo, actores colosales, pero, sobre todo, un sólido guión literario que, con licencias indudables, aguanta por toda la historia. La lección es, creo, que el asunto está siempre en el guión, y cuando éste tiene peso sale lo mejor de los actores. La debilidad del cine español puede estar ahí, en la falta de guiones solventes, fruto a veces de la osadía de directores que creen que su talento da para todo. Isabel, para colmo, ni cae en la épica patriotera ni en la pasión desmitificadora. El problema vendrá en la 2ª temporada, cuando el guión tenga que lidiar con la expulsión de judíos y moriscos y la creación de la Inquisición. Una prueba de fuego para el crédito profesional y el talento político de los responsables.