Con independencia del futuro soporte -papel o digital-, el buen periodismo deberá ser investigativo y saber presentar sus historias de forma atractiva e interesante para el lector.

No hay que exigir del periodista que sepa rodar un vídeo, escribir una historia que apasione y ocuparse además de la compaginación. Siempre ocupará un lugar central el periodista que sepa investigar, escribir, reportear. Quienes tengan esas dotes serán «los verdaderos reyes en la jerarquía del periódico digital».

Es la opinión de un veterano profesional alemán, Mathias Döpfner, musicólogo de carrera, que trabajó algunos años en el Frankfurter Allgemeine Zeitung, dirigió Die Welt y ocupa actualmente la presidencia del poderoso grupo Axel Springer, editor de ese último periódico y del sensacionalista y tantas veces polémico Bild.

Precisamente el indiscriminado alud digital a que nos vemos cada día más expuestos hará que el lector sienta cada vez más la necesidad de informaciones cuidadosamente seleccionadas y preparadas por un emisor en quien el lector pueda confiar. Eso es lo que ha ocurrido tradicionalmente con la prensa de papel y no tiene por qué cambiar sólo porque varíe el soporte.

Entrevistado por una publicación de prestigio como es el semanario alemán Die Zeit, Döpfner dice confiar en el futuro económico de la prensa digital, de una prensa que, en su opinión, debe ser de pago. El mercado publicitario hace tiempo que ha llegado a la conclusión de que un lector que paga por el periódico tiene más valor que otro que sólo quiere recibir sus informaciones gratis.

Pone un ejemplo: un anuncio de una página en el diario Berliner Morgenpost cuesta casi quince veces más por cada mil lectores que el equivalente en cualquiera de los periódicos gratuitos que edita el mismo grupo.

Y lo razona así: el cliente parte del supuesto de que un lector que confía en una marca periodística y está dispuesto a pagar por ella tiene otro sentido de la lealtad hacia la misma y sus contenidos. De ahí que los anuncios tengan una mayor eficacia, y por lo tanto cuesten más, que los de la prensa gratuita. De ahí también que los abonos, por ejemplo, sean una buena noticia para el sector publicitario.

Para Döpfner, el futuro del sector dependerá de si sus responsables son capaces de desarrollar también en el mundo digital «modelos de negocio exitosos» que acojan los contenidos periodísticos.

«Sólo cuando haya un modelo de ese tipo, surgirá un mercado». Y el mercado generará a su vez diversidad. De lo que está seguro el presidente de ese grupo editorial alemán es de que persistir en la cultura de la gratuidad de los contenidos es «suicidarse por miedo a morir».

El presidente del grupo Springer reconoce que pasará algún tiempo antes de que los periódicos que comiencen a cobrar por sus ediciones digitales sean un negocio porque cuesta cambiar los hábitos, pero los propios lectores terminarán percatándose de las ventajas de disponer de fuentes responsables de sus informaciones.

Por lo que respecta a su propio grupo, en los primeros nueve meses del año, un 55 por ciento de la facturación por publicidad correspondió a los negocios digitales. Y la próxima publicación que comenzará a cobrar por sus informaciones en ese soporte será precisamente su periódico de referencia, el conservador Die Welt.

Apostará por un modelo similar al del New York Times, que en muy poco tiempo ha conseguido 566.000 abonados, lo que se considera todo un éxito.