Cada medida o decisión que toman los organismos de la Unión Europea parece el parto de los montes. Es una maquinaria oxidada y chirriante que toma decisiones con una desesperante lentitud como consecuencia de una maraña burocrática propiciada por políticos funcionariales ya amortizados en sus países de origen.

El último ejemplo ha sido lo que llaman pretenciosamente «la primera fase de la unión bancaria europea», que no es más que un protocolo inicial para la creación de un único supervisor bancario. Después de dos años de reuniones, discusiones, idas y venidas, han llegado al flaco acuerdo de nombrar un controller para todos los bancos europeos con activos superiores a 30.000 millones de euros, lo que supone que solamente hará el seguimiento a 200 instituciones financieras de las 6.000 que hay en Europa. Esta decisión, que se ha celebrado como un paso importantísimo en la construcción europea, implica que se quedan fuera de este control 425 cajas de ahorros alemanas que se libran de ser examinadas por este organismo, sospechosamente porque están en serias dificultades de solvencia. Este convenio, al que no se adhieren Gran Bretaña, Suecia y la República Checa, entrará en funcionamiento en mayo de 2014, por lo que en su creación y operatividad se habrá tardado tres años y medio.

Estos funcionarios obsoletos ni siquiera han sido capaces de ponerse de acuerdo en los otros dos puntos básicos para la unificación bancaria: la creación de un fondo europeo de garantía de depósitos y la de una reserva de intervención de bancos en crisis. Recientemente contaba Guardiola, consejero delegado del Banco Sabadell, que cuando esta entidad compró un banco en Florida que había sido subastado por la Reserva Federal, en el transcurso de un fin de semana tuvieron a su disposición todos los permisos, la documentación y la gestión global de la entidad (lo mismo le ocurrió al BBVA), mientras que para conseguir el visto bueno para la compra de la CAM, las ineficientes autoridades europeas tardaron ocho meses en concederlo.

Seguramente ustedes no saben que el banco central estadounidense, rompiendo todas las recomendaciones de los gurús, ha fijado su política monetaria para 2013 en función de la tasa de desempleo. Esta medida económica revolucionaria supone que la Fed va a mantener los tipos de interés al 0% mientras la tasa de desempleo permanezca por encima del 6,5% (actualmente está en el 7,7), nivel al que esperan llegar en 2015. Aunque en USA el aumento del PIB en el tercer trimestre de este año se ha situado en el 2,7% (¡quién lo pillara!), con objeto de acelerar su velocidad de crecimiento y asegurar la recuperación económica, crearán dinero por 45.000 millones de dólares mensuales para la adquisición de bonos del tesoro a los bancos -para de este modo inyectarles liquidez, que deberán destinar a créditos a familias y empresas para la creación de riqueza. Una política similar a esa por parte del Banco Central Europeo para activar la economía de países con un paro insostenible como España, Italia, Grecia, Portugal e Irlanda sería imposible debido a los intereses contrapuestos de las otras naciones europeas.

La gran diferencia está en que en Estados Unidos hay un centro único de poder y toman decisiones rápidas y eficaces pensando en el bienestar de los ciudadanos, mientras que en Europa, debido a un proceso burocrático interminable, dictaminan en función de unos políticos maniatados y preocupados solamente por las próximas elecciones de cada uno de sus países.