Ya han corrido ríos de tinta sobre Bárcenas y las cuentas del PP, tan limpito y tan dado a dar lecciones de moral a los demás, así que para qué insistir. Imagino que poco a poco iremos conociendo más detalles de este misterioso asunto, del que nadie en la sede nacional de la calle Génova dice saber nada, o tener constancia, o haber escuchado algo, pese a que el tipo tenía despacho allí, coche del partido y secretaria para llevarle la agenda. Como para creérselo.

Así que esta semana hablaremos de fútbol y del modelo valenciano, ese modelo de gestión pública que consiste en asumir los vencimientos de la deuda de 118 millones de euros que ni el Valencia ni el Hércules ni el Elche han podido afrontar, para evitar así que la nefasta gestión de estas sociedades anónimas deportivas afecte a la impoluta imagen de la Comunitat Valenciana. Y mientras tanto, las farmacias sin cobrar, arriesgándose los políticos del PP levantino a sufrir una nueva huelga, a dejar sin suministro a mayores y a jóvenes afectados por alguna enfermedad o dolencia o malestar, sin más red que la sacrosanta jornada de fútbol del fin de semana, un poco de circo del que se lleva ahora para distraer al personal de sus tratamientos y sus necesidades.

Y es que, le pese a quien le pese, aún hay diferencias, y saltan a la vista. En Andalucía hay asignaturas pendientes, a qué negarlo, pero hay asuntos importantes que se han abordado con responsabilidad y una clara perspectiva social: la continuidad de los trabajadores sociales que apoyan el desarrollo de la Ley de Dependencia; el pago de los atrasos del turno de oficio; la puesta al día con la deuda a las farmacias. Son medidas quizás incompletas -habría que hablar de las políticas activas de empleo- pero que al menos trazan un camino de preocupación por cuestiones que tienen que ver con los problemas cotidianos de la sociedad y con el bienestar colectivo.

Pese a haber recibido menos dinero del Gobierno a través del Fondo de Liquidez Autonómico (el célebre FLA), Andalucía ha realizado esos pagos. Pero en Valencia, Fabra, Barberá y compañía han decidido coger el dinero con el que no pagan estas cosas y atender las deudas de sus equipos de fútbol, alguno de ellos, como el Valencia, enterrado en su propia megalomanía.

No sé ustedes, pero yo tengo muy claras mis preferencias políticas. Porque hacer política es decidir en qué se gasta el dinero público. Y entre las medicinas y el fútbol me quedo siempre con las medicinas. Y no por curarme en salud. Será que soy un sentimental.

Enrique Benítez es Parlamentario andaluz del PSOE