Errores y miserias incluidos, lo somos. Rajoy dijo ante su comparecencia de ayer que «no se va a quedar con los brazos cruzados ante ataques que no sólo pretenden desacreditar a nuestro partido y al Gobierno de España, sino crear una situación de zozobra y de inestabilidad en un momento particularmente delicado desde el punto de vista económico y social». Es tarde, ya que para demasiados ciudadanos víctimas de ese «momento particularmente delicado», quienes crean zozobra e inestabilidad son su partido y el Gobierno de España. Se sienten afectados por la incompetencia y las medias verdades, o mentiras, del Gobierno y del PP en asuntos como el del déficit -corregido por Euroestat- o en el de los 2 millones más en Suiza que ha sumado el caso Bárcenas, por poner sólo alguno de los últimos ejemplos respectivos.

Griñán comparecía ayer para «disipar las insidias, mentiras y maldades sobre su persona y la gestión de la Junta». También tarde. Como tarde reaccionó la Junta apuntándose a denunciar el tsunami de los ERE cuando ya salpicaba la ola en el caso Mercasevilla. Durante 10 años y con un procedimiento administrativo torcido y discutible patrocinado por el mismísimo Gobierno andaluz, aprobar un expediente de regulación de empleo en la Junta era un pingüe negocio para la trama desenmascarada por la jueza Alaya -con más o menos oportunismo político en sus decisiones, pero desenmascarada al fin-. Lo que le importa ya a los andaluces a quienes se les han sustraído los millones de euros en comisiones que se repartían los intermediarios, más los centenares de miles de euros que se abonaban a los falsos prejubilados que nunca habían trabajado en las empresas en crisis, ni siquiera es si el que era el consejero de Hacienda durante parte del tiempo en que se mangaba sin cortapisa lo sabía o estaba en la inopia. Lo que les importa a los ciudadanos es si la Justicia va a conseguir que se devuelva lo robado -al igual que en la trama Gürtel-, incluso lo que se gastaba en cocaína el chófer del ex director general de Trabajo. Lo que le importa al ciudadano ya más que desafecto con sus políticos, sea ello justo o no, es si la Junta va a reconstruirse o a cerrarse definitivamente para que algo así, que ocurría de manera sostenida en el tiempo con el dinero para los parados, nunca más pueda pasar, aunque hubiere nuevos granujas dentro que lo pretendan o autistas administrativos que trabajen en la higuera de San Telmo en vez de en sus despachos. Y es que por acción u omisión el escándalo de los ERE en Andalucía es intolerable.

Sin embargo, a pesar de que esta sociedad impávida por el exceso de corruptelas en cascada o por la resaca de la burbuja inmobiliaria no termina de imponerse con su voto -no sólo con su abstención o voto en blanco- para dar un golpe de timón que cambie todo esto, la infanta Cristina es imputada por el juez Castro. De nuevo la Justicia es la que demuestra que esto sigue siendo una democracia.