He ahí el dilema... Alimentándonos bien, haciendo ejercicio, creyendo en cosas que valgan la pena, amando, poniéndonos objetivos, sufriendo por no haberlos conseguido y alegrándonos mucho y riendo por los objetivos cumplidos, por los éxitos de quienes queremos de verdad, por seguir vivos aun habiendo ya vivido. Pero nada de esto vino a decir Almunia, a pesar del título de la conferencia que dio el lunes en Málaga: Cómo crecer. Dilemas económicos y políticos salieron de la boca del comisario -no confundir con sheriff, o quizá sí- europeo para la Competencia. Pero no dijo nada de crecimiento personal o como sociedad.

La economía maneja otra matemática que lo emotivo no computa por naturaleza, aunque sí se basa en la cuestión anímica, más de lo que nos gustaría a quienes lo padecemos cuando nos toca. Dicen algunos analistas que si se repite que todo va bien -y no me refiero a Aznar- la gente se lo cree y la endorfina social que ese mantra genera dinamiza la economía. Lo que viene a ser, chispa más o menos, que quien tiene gasta y quien no, se embarca, y eso da vidilla a la rueda de la que chupan los estudiosos del tema, sean seguidores de Adan Smith o de Keynes, neoliberales o monetaristas, o en fútbol del jeque Al Thani o del alcalde de Málaga€

Almunia dijo que endeudarse más para pagar la deuda es una bola de nieve que termina por explotar. Y también dijo que el crecimiento no llega por pedir que llegue el crecimiento. Estas cosillas las dice el comisario con su sonrisa vasca pero con cierta mala baba. Da la impresión de que anda un poco harto de escuchar a quienes de entre sus filas -nada prietas, por cierto-, no dejan de ponerle en solfa como más liberal de la cuenta. Y harto de oír a quienes de entre los adversarios no dejan de cuestionar su independencia cuando sus declaraciones favorecen a los de sus filas. No por casualidad Almunia recordó que en 1985, siendo ministro de Trabajo, ya se echó a la espalda una reforma de las pensiones que tuvo en contra a unos y a parte de los otros. Y, por supuesto, a los sindicatos. Incluido CCOO, que entonces no envió ningún experto a ningún comité de expertos, como ha ocurrido ahora. Un experto sindical que ha terminado, curiosamente, refrendando la fórmula matemática aprobada por los técnicos cuyo resultado, groso modo, es el de bajar las pensiones en un futuro cercano, a quienes las cobren. En CCOO andan arrepentidos por haber enviado al comité a un representante más liberal que el Nobel de Economía Milton Friedman.

Almunia dejó claro que los futuribles con que Zapatero tocó las pensiones, a pesar de que de eso hace sólo dos años, ya no sirven, así que hay que reformar el sistema de pensiones. Por ejemplo, explicó, la esperanza de vida sigue subiendo. Pero no cayó el comisario en que con los recortes en Educación y en Sanidad nos moriremos antes otra vez. Una gran noticia para quienes viven sólo pensando en cuánto cobrarán cuando quizá ya no estén vivos. Y eso€