Apremios del FMI

El Fondo Monetario Internacional (FMI) no para en su afán de ajustarnos las tuercas. Insensible a las manifestaciones del presidente Rajoy en una de sus últimas intervenciones públicas en las que con un moderado optimismo -los españoles huimos del entusiasmo infundado del anterior presidente como el diablo del agua bendita- ha venido a decir que se está tocando fondo en la recesión. El gobernador del Banco de España, Luis María Linde,es de la misma opinión: «Habrá tasas de crecimiento en el segundo trimestre», ha venido a decir. Contra estas declaraciones formuladas casi al unísono y que nos hacían abrigar esperanzas, se levanta el martillo de los «torquemadas» del FMI, que junto al Banco Central (BCE) y Comisión Europea (CE) forman el triunvirato demoledor o troika, que nos trae a mal traer.

Urge al Gobierno a bajar salarios y abaratar despidos con mayor intensidad de lo que se ha estado haciendo hasta ahora. Son insaciables e irascibles, oiga. A ver si vamos a tener que mandarlos al cuerno, suavizando de este modo el exabrupto de Gordillo. El Gobierno escucha las recomendaciones pero haría bien en no acatarlas. Cuanto más que ya ha fijado su posición sobre este extremo haciéndonos llegar que la reforma laboral es «equilibrada, de envergadura y está hecha». A qué vienen esas nuevas exigencias, las cuales no harán sino hundirnos más en el foso en el que nos debatimos para salir.

Se impone suscribir las respuestas dado por los líderes griegos Samarás y Venizelo a las exigencias de la troika en materia laboral: «Si se aceptan estas exigencias habrá más pobreza y más desempleo». Argumentan que estos aspectos son ellos los que deben ejercer la gestión, ya que Grecia «no es un protectorado». Que se sepa, España tampoco. Así que menos apremios.José Becerra. Málaga