EL FONDO DE REPTILES DE LA DERECHA

Estos últimos días estamos oyendo, con gran profusión de medios, que los ERE andaluces se utilizaron para arañar comisiones por parte de los sindicatos, para eso que desde el coro neoliberal llaman «el fondo de reptiles». Puede ser, pero entre los reptiles, como en otras especies, hay tamaños, o sea, que hay lagartijas y hay cocodrilos.

Haciendo memoria me ha venido a la mente el desmantelamiento, perdón, la privatización de Telefónica. Efectivamente, nada más ganar Aznar las elecciones de 1996, lo primero que hizo fue privatizar el 100% de Telefónica y como no, en un acto revestido de legalidad, pero de dudosa moralidad, el ínclito presidente le entregó a su amigo de la infancia, Juan Villalonga, los mandos de aquel trasatlántico llamado Telefónica. Lo primero que se hizo fue trocear el monopolio, luego vino aquel esperpento llamado Terra, invento que se llevó por delante miles de millones de euros de incautos ahorradores, entre otras, por la ruinosa compra por 12.500 millones de dólares de una empresa «puntocom» estadounidense llamada Lycos, empresa al parecer, de primer orden. Más tarde se sabría que el fondo de comercio de Lycos, ni estaba ni se le esperaba, o sea que la operación «Lycos» bien podría haber sido un ardid para «distraer» esa ingente cantidad de dinero hacia otro «fondo de reptiles», eso sí de otro signo; y solo un dato más, Lycos fue vendida en 2004 al grupo surcoreano Daum por 105 millones de dólares, menos del 1% de lo que se pagó.

Y siguiendo con las «distracciones», no puedo por menos que acordarme de la compra por parte de Caja Madrid, del banco City National Bank de Florida, en la que curiosamente, también ha participado un compañero de colegio de Aznar, Miguel Blesa, que como todos sabemos, ha dejado unas pérdidas de más 500 millones al banco, o mejor dicho, al Estado, porque la pella de Bankia la pagamos todos. Lo dicho, que puestos a investigar sobre «fondos de reptiles» ya no sabría decir quién es competente, si la Fiscalía Anticorrupción, o un zoólogo. El caso es que estoy hecho un lío.

Javier España MoscosoMálaga