Los adeptos de Villas-Boas tendremos que esperar. El portugués purga su barcelonismo quedándose en el Tottenham Hotspur. Encima, Florentino le hurga en el ojo, robándole a Gareth Bale. El presidente blanco está convencido de que los entrenadores no pueden mejorar el currículum histórico del Real Madrid, pero sí que pueden empeorarlo. Así ha ocurrido con la ruleta de técnicos que ha contratado, aunque el presidente no desiste de seguir entrenándolos, en la convicción de que algún día asumirán su papel subsidiario en la estructura del club.

Después del vértigo interminable de José Mourinho, el Madrid ha contratado a un entrenador de quien nadie en su sano juicio leería una entrevista, si bien confío en que la interdicción por aburrimiento no se haga extensiva a este artículo. La improvisación pirotécnica del portugués cede ante un discurso que siempre parece planificado, siglos atrás. Carlo Ancelotti „en algún momento habrá que nombrarlo„ es gris, aunque en el Paris Saint-Germain regado por los petrodólares mostraba más alegría de la que considera respetable un entrenador italiano.

Florentino Pérez lanza el mensaje de que el entrenador no importa, el resto lo fía a que Neymar y Leo Messi acaben a bofetadas. Entrevisté al presidente blanco poco después de que accediera al cargo, en su primera venida. Presentaba el perfil del tecnócrata que no se mancha los mocasines en la hierba, pero a los pocos minutos ya destilaba una teoría sobre el lateral izquierdo y confeccionaba un once infalible para su Real Madrid. La presidencia del equipo blanco no consiste en enseñorearse de una de las instituciones más veneradas del planeta, ni en disponer meticulosamente a los magistrados del Supremo en el palco del Santiago Bernabéu. Se accede al cargo para elaborar las alineaciones, tampoco en este aspecto hay mucha diferencia con el Alcorcón.

Ancelotti ya ha triunfado a las órdenes de Silvio Berlusconi, por lo que no fichará a futbolistas menores de edad. Sin embargo, ni la experiencia con el explosivo magnate italiano le garantiza una convivencia pacífica con Florentino Pérez, campeón del micromanagement y titán que ha conseguido acallar a los dos picos de oro del fútbol mundial, José María García y José Mourinho por este orden. El presidente deberá esmerarse para adiestrar a su nuevo juguete italiano, sin estrangular su libertad antes de que consiga algún título con el conjunto merengue.

A estas alturas, Florentino es el dirigente blanco con peor cosecha de títulos, aunque al madridismo no parece importarle ese dato. El presidente del Real Madrid y de la constructora ACS se ha erigido en la única alternativa para la supervivencia del club, que simultáneamente es la baza ideal para salvaguardar sus negocios atribulados por la deuda. El entrenador de Ancelotti sostiene que la pasada campaña fue triunfal, porque el Madrid ha aprendido a ganar al FC Barcelona a cambio de perder con casi todos los demás. Jürgen Klopp o el Villas-Boas de antes son poco recomendables para Florentino, porque los jóvenes se muestran reacios a la sumisión a un presidente-entrenador. Retrospectivamente, el gran error del Madrid fue Manuel Pellegrini, pero nadie gana partidos al día siguiente.