El Gobierno sube los impuestos al alcohol y al tabaco, una medida que permitirá recaudar unos 700 millones de euros anuales más. El Gobierno no sería nadie sin los que fuman y beben. Mientras se matan lentamente con sus vicios, el Gobierno reza para que vivan mucho. Aportan una cantidad tal, sólo con este alza de impuestos, equivalente a todo el presupuesto de una ciudad casi del tamaño de Málaga. Cada calada son un puñado de euros para Hacienda, cuya máxima responsable dimite avergonzada porque tenemos un ministro, Montoro, que insulta nuestra inteligencia y la de los profesionales de Hacienda con lo de la Infanta. Cada trago, otro puñado de euros. Sepa que con el sorbo de gin-tónic, enebro, ginebra inglesa, tónica exótica, granitos de café, puede que se construya un tramo de autovía. Pero no conduzca por ella a menos que esté sobrio. Si además es garrafón, se construye un agujero en el estómago. Nos cobran hasta por respirar. Humo. La cerveza está exenta de esta subida. Los españoles somos muy de cerveza, habiendo sido mucho de vino y siendo lo más abundantes los bares del citado gin-tónic. Hay quien se bebe la cerveza como agua y tal vez eso lo haga también algún miembro del Gobierno y por eso no la considere bebida alcohólica. Bendita sea la salvedad para la rubia en cualquier caso. La política es fomentar la caña (de cerveza) frente al trago largo y el fumeque. Antes se decía ´contigo, pan y vino´. Más vale que ahora sea cerveza y Bimbo. El subidón sobre el tabaco es el cuarto cambio fiscal sobre este producto que aprueba el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que ya elevó el impuesto especial que grava su consumo el uno de enero. Y eso que es fumador de puros. El Gobierno sabe lo que nos hace daño y también lo que engorda sus arcas. Fumando espero, decía la canción. Que suban los impuestos, habría que añadir. El tabaco es muy dañino pero el Gobierno no lo sube por nuestro bien. Está aumentando la venta de tabaco de liar, hasta un 46 por ciento, dice Hacienda. La gente no tiene dinero para cajetillas americanas pero sí para hebras. Mientras lían no la lían, deben pensar en algún laboratorio político. Con eso de liar se recuperan escenas del pasado, dos hombres conversan mientras lían cigarrillos. Da como buen rollo y hasta tiene un punto hippy. O castizo. A uno se le vienen a la memoria las novelas de García Pavón (´Las hermanas coloradas´, por ejemplo), con aquel Sherlock Holmes manchego, Plinio, que se echaba al coleto ese tipo de cigarros de continuo mientras paseaba y deducía junto a su ayudante, el farmacéutico Don Lotario. El tabaco y el alcohol propician infartos igual que los propician los Consejos de Ministro, que no es la indicación bondadosa que te da el titular de una cartera, sino la reunión del gabinete. Cada vez que se reúne sube el pan, diría un castizo. Pero sube todo, no sólo el pan. También los peces. Y hay más recortes. La energía no se crea ni se destruye, únicamente se transforma. Salvo la energía que te da ir contra un Gobierno y una oposición cómplice, que aumenta. Nos van a quitar a todos de fumar. No hay estímulos para el crecimiento económico. Sólo malas noticias y afán recaudatorio. Otra ronda.