Aparentemente, no pasa de ser una zona arbórea que llama la atención del automovilista que pasa a la altura de Algarrobo Costa. Sin embargo, La Mayora es unas de las fincas de Ciencias Agrarias más valiosas de Europa -también una de las más hermosas-, abierta en el lejano 1961 gracias a un acuerdo de colaboración entre España y Alemania que permitió la llegada de los primeros científicos. Artífice de logros valiosísimos para la agricultura andaluza, en las entrañas de este vergel de 40 hectáreas se gestaron, por ejemplo, los experimentos que permitieron la implantación de la fresa en la provincia de Huelva o los cultivos subtropicales en plena Costa del Sol, posibilitando que Málaga lidere hoy día el mercado europeo de mango y aguacate. Eso por no hablar de los trabajos de investigación con los que se han mantenido a raya plagas tan dañinas como el virus de la cuchara o el hongo oídio, que eran capaces de llevarse por delante cosechas enteras de legumbres o uvas. El Centro de Sanidad Vegetal de la Junta de Andalucía también ha trabajado durante años en La Mayora en la conocida «lucha biológica», cultivando insectos fagocitadores tan curiosos como el cistrostichus phyllocnistoides o el cryptolaemus mosntrouzieri. Cada año se soltaban miles de ejemplares en los campos de Málaga para devorar al mítico «minador de los cítricos», a la cochinilla «cotonet» o la polilla «prays».

Integrada actualmente en el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea, creado por el propio CSIC y la Universidad de Málaga, La Mayora es un tesoro para la provincia. Por eso resulta inquietante leer esta semana a los productores afirmar que el futuro de la finca puede estar en riesgo por los recortes que sufre el CSIC. El subdelegado del Gobierno en Málaga, Jorge Hernández Mollar, se ha apresurado a garantizar la continuidad de La Mayora, insistiendo en que no está entre los planes del Ejecutivo «ni el cierre, ni disminuir su actividad». Ojalá sea así, aunque en estos tiempos de tijera fácil e indiscriminada la realidad la marcan las cifras de inversión y no las proclamas. Según la Asociación Española de Productores de Frutas Subtropicales, la reducción de ingresos que ha experimentado el CSIC se ha cubierto hasta ahora con remanentes de fondos propios no comprometidos, pero el déficit alcanza ya los 100 millones de euros, y si no se reciben unos 75 millones de aquí a final de año, podría haber problema de falta de pagos e interrupción de los programas de investigación que afectarían a la finca de Algarrobo. Algo a lo que esperamos no tener que asistir. Que no nos toquen La Mayora, por favor.