En España, el PP que gobierna con mayoría absoluta, lo hace para la mayoría silenciosa, la que no protesta y se queda en la casa a verlas venir. En Andalucía, con sus aciertos y errores, hay un gobierno que gobierna para todos, en especial para los que menos tienen. Es la diferencia. Ahora que se abre el debate sobre los presupuestos de 2014, en España se mira a Alemania, a Bruselas y a los mercados. En Andalucía se mira a los más desvaídos y necesitados. Esto es lo que quiere la izquierda andaluza pese al monumental recorte de 1.200 millones de euros a que nos ha condenado el ministro andaluz, Cristóbal Montoro.

La negociación del presupuesto andaluz para 2014 será una piedra de toque para saber hasta dónde llega la solidez del pacto de izquierdas en Andalucía y que ayer mismo en la intervención de la presidenta Susana Díaz en Madrid dejó manifiesto el camino que debe seguirse para salirse del apabullante torbellino del fervor patrio que aqueja a principales dirigentes del PP andaluz y nacional. Susana Díaz, en la senda de Griñán, ha acentuado que es posible y deseable un gobierno desde la izquierda. Ahora, en lo que se intuye una tensa negociación para que el daño del recorte de 1.200 millones de euros impuesto por el Gobierno de Rajoy a nuestra comunidad sea el menor posible y evite traspasar la línea roja fijada por la coalición de izquierdas, los dos partidos gobernantes en Andalucía tendrán que saber extender puentes de diálogo, fruto un análisis serio y riguroso en dónde se puede y se debe meter la tijera y dónde y de qué manera se mete el cazo para obtener más ingresos.

Está claro que la derecha andaluza, cada vez más significada en el ala que domina y controla el PP andaluz, y sus palmeros mediáticos están gozosos y hasta sueñan con que el pacto del PSOE con IU salte hecho añicos. Lo desean con tanta fuerza que no dudarán en alimentar sospechas de todo tipo, incluso personales. Por lo que yo sé, tanto los negociadores principales por IU, Ignacio García y José Castro como los del PSOE, Caballos y la consejera Montoro, se han conjurado buscar los puntos de encuentro, que los hay, y mantener así vivo la fuerza y vitalidad del gobierno de izquierdas que, en directo y a la cara, la presidenta Susana Díaz, pidió para España, con un claro mensaje a Pérez Rubalcaba y que no cayó en el vacío. A los pocos minutos el hasta ahora secretario general de los socialistas, endurecía hasta extremos desconocidos ataques a la política social y económica del PP anunciando que si llegan al Gobierno todo un rosario de anulación de decretos leyes, fórmula de adicción compulsiva que tiene Rajoy para imponer su santa y, al parecer, sagrada mayoría absoluta.

Quédese tranquila la derecha montaraz porque el Gobierno andaluz seguirá gobernando y aunque haya escarceos dialécticos no se intuye en el horizonte nada en contra. Izquierda Unida, pegada a la realidad, sabrá que hay que atemperar algunas cuestiones, de claro matiz ideológico, y ser pragmáticos en tiempos en los que es necesario bajarse del guindo para esperar que esto remonte. Y los socialistas, con los pies en el suelo, sabrán, también, que es posible ahormar el zapato para que no duela. Bastante tenemos con la sangría a que nos tiene sometidos el gobierno de Rajoy, como único método para calmar a los mercados, a la Merkel y a la madre que nos parió (con perdón, Angustias). Nuestro políglota presidente, don Mariano Rajoy en Japón, tiene dicho que el mundo entero se dará cuenta, y pronto, del milagro español. ¡Que Dios lo oiga! De momentos vamos por buen camino, made in Merkel, de frenar la destrucción de empleo mediante los contratos basuras o en precario. Y así nos va. Con Montoro que, últimamente, parece haberle dado a la maría, con esa euforia que entierra el pesimismo de aquella famosa comparecencia, en abril, con Guindos y Soraya, en la que nos invitaban a los españoles a darnos un tiro, en semejante parte.

P.D.- (1) La jueza Alaya está que se sale. Ahora abarca también la instrucción por la denuncia contra UGT por el caso de las facturas, pese a que otro juzgado sevillano había abierto ya diligencias. Más tela para cortar. Esperemos que no pase como con los hermanos de la ministra Báñez en el caso Mercasevilla cuyos posibles delitos prescribieron.

(2) Con todo lo que está lloviendo, al menos unas alegrías aunque sea a distancia: el fin político de Silvio Berlusconi, el magnate que gobernó para sí mismo y no para el pueblo y que los portugueses han dado en las elecciones municipales un voto de confianza a la izquierda y un voto de castigo al partido gobernante, el de la derecha de Passos Coelho. Ya lo dice el refrán: cuando las barbas de tu vecino las veas cortar, echa las tuyas a remojar.