Estamos es un momento decisivo para el futuro de Europa. Llevamos cinco años hablando de una crisis económica que ha golpeado a muchos ciudadanos y empresas en la UE y que países como España están sufriendo con especial dureza. Ahora, cuando empezamos a ver algunos signos esperanzadores de recuperación, es el momento de afianzar posiciones y de concentrar esfuerzos en aquello que puede impulsar el crecimiento y crear empleo. Y disponer de una red europea de transportes eficiente que nos permita sacar el máximo partido al mercado único es, sin duda, un pilar básico para la ansiada recuperación.

El transporte nos conecta para competir. Sin buenas conexiones nuestra economía no conseguirá crecer y perderemos competitividad en el mercado global. Por eso, invertir en las infraestructuras necesarias para conseguir una auténtica red europea integrada de transporte es invertir en el futuro crecimiento de Europa. Sin embargo, sobre el terreno las preocupaciones suelen concentrarse en las conexiones que funcionan a nivel local y no siempre es fácil priorizar con una perspectiva amplia y a largo plazo. Más aún en momentos de crisis, cuando los presupuestos públicos están sometidos a mucha presión y cada país se concentra en sus propios proyectos y no en los transnacionales. Ahí es donde debe actuar la UE, donde puede crear valor añadido. Nuestro trabajo es asegurarnos de que las conexiones que se hacen en los distintos países europeos vienen de alguna parte y van a alguna parte, de que conectan con una red Europea. Eso es el valor añadido europeo.

´Conectar Europa´ (Connecting Europe Facility), es el instrumento financiero del que nos hemos dotado para impulsar las redes transeuropeas de transporte, energía y telecomunicaciones. Gracias a este instrumento se destinarán fondos del presupuesto de la UE a los proyectos esenciales para completar la red europea de transportes de modo que en el futuro tengamos una verdadera malla integrada y eficiente de conexiones, en lugar del mosaico de carreteras, ferrocarriles, aeropuertos y canales que tenemos ahora. Las inversiones orientadas a las infraestructuras esenciales para la red europea (las que eliminan cuellos de botella, las que sirven para salvar obstáculos y completar las conexiones pendientes) ayudarán a crear empleo y a impulsar el crecimiento y la competitividad en el momento en que Europa más lo necesita. Los beneficios van más allá de la creación de puestos de trabajo en los sectores relacionados con el transporte y repercutirán en el conjunto de la economía europea. Se estima que por cada mil millones de euros destinados a las infraestructuras del instrumento ´Conectar Europa´ (lo que además de transporte incluye energía y telecomunicaciones), se generarán dieciocho mil de puestos de trabajo.

La inversión necesaria para completar la red europea de transportes es de quinientos mil millones de euros de aquí a 2020. La mitad de este dinero deberá destinarse a eliminar los principales cuellos de botella que tiene la red. Es evidente que la inversión pública no podrá llegar a cubrir estas necesidades, por lo que hay que conseguir la implicación del sector privado. Y aquí, de nuevo, la UE puede jugar un papel importante. Confiamos en que la larga trayectoria de la UE en la financiación de proyectos de transporte ayude a generar una respuesta importante en el sector privado. Así, se espera que los 26 mil millones propuestos para el transporte generen entre 140.000 y 150.000 millones de inversión.

España es el tercer país con mayor cantidad de proyectos incluidos en el instrumento Conectar Europa (solo superado por Francia y Alemania), con una inversión que puede alcanzar los 25.000 millones de euros, lo que representa cerca del 13% del presupuesto destinado a toda la UE. Además de las subvenciones, este instrumento activará otras opciones de acceso a la financiación a través de créditos, garantías y bonos para proyectos, lo cual permitirá cubrir de 30.000 a 40.000 millones de euros más.

Un elemento esencial del valor añadido que tiene el instrumento Conectar Europa para España es su focalización en las conexiones internacionales. Se trata de hacer que la red de trasportes española esté plenamente integrada en la red europea, no solo por tren y carretera sino también a través de las autopistas del mar y asegurando la interoperabilidad. Gracias al presupuesto de la UE, en los próximos años se podrán hacer realidad proyectos que permitirán reforzar la dimensión marítima del transporte en España, además de dotar a la península ibérica de conexiones ferroviarias esenciales a través de los corredores Mediterráneo y Atlántico, que se completarán a un lado y otro de los Pirineos.

´Conectar Europa´ abre una nueva fase en la política europea de transportes. Sin embargo -y afortunadamente- no partimos de cero. Gracias al trabajo hecho hasta ahora, a las múltiples inversiones realizadas en los últimos años a través de los fondos regionales y de los fondos TEN-T (Trans European Transport-Network) se han hecho progresos muy notables para la interconexión de redes en la UE. En España, la recientemente inaugurada línea de alta velocidad entre Barcelona y Perpiñán supone un hito importantísimo en este sentido. Junto con el previamente inaugurado AVE entre Madrid y Barcelona, es claramente lo que llamamos una historia de éxito (success story) en la implementación de las redes transeuropeas de transporte. Representa la conexión en alta velocidad a la red europea, con el ancho de vía internacional, y con los sistemas de señalización y control del estándar europeo (ERTMS-ETCS). Los resultados son evidentes: en tiempo ahorrado, en número de usuarios ganados para el ferrocarril, en eficiencia y seguridad y en las posibilidades que ha abierto también para el transporte de mercancías.

Es en este tipo de proyectos, claves para completar la red europea, en los que se va a concentrar la UE en los próximos años. Proyectos que nos permitan desarrollar un sistema de transportes integrado, seguro y eficiente. Proyectos que conecten personas y empresas a Europa, y que conecten Europa al crecimiento.

*Vicepresidente de la Comisión europea, responsable de Transportes