¿De dónde vienen los regalos, símbolo de todo lo promisorio, de la inmensa y tórrida soledad del desierto, a través de un largo viaje terrestre, o de la inmensa y helada soledad del círculo polar, acarreados por un trineo que viaja por el cielo?. Que los niños gocen hoy de la confusión de las dos leyendas, y a veces hasta reciban de ambos benefactores, no deja de ser un pequeño drama, pues en ese sincretismo se va desvaneciendo el mito, que resiste mal los cambios de temperatura y la bipolaridad. Sea como fuere hay mucho de común en el fondo de ambos mitos, en especial la fantasía de que en ambas soledades inhóspitas hay una reserva salvífica de bienes, que la ancha franja habitable de la Tierra, agotada por el enjambre humano, no puede proporcionar, y también la sospecha de que las circunstancias del prodigio son la noche, el silencio, la petición ingenua y la inquieta predisposición.