Economía, sociedad, política, burbujeaban, aunque la burbuja principal, que insuflaba aire al resto, fuera la inmobiliaria. Y hubo también, cómo no, una burbuja del fútbol, que había crecido de forma natural, pero las administraciones públicas ayudaron a financiar para sostenerla. En la galaxia, fichajes por cantidades ingentes, que aseguraban temporadas triunfales, pero cuyo pago había que apalancar con operaciones urbanísticas, un modelo que luego se reproducía a pequeña escala en clubes modestos, pues nadie se resignaba a su tamaño, y todos querían ser más de lo que eran. Dígase claro, en buena medida el combustible que subió a la estratosfera a los galácticos estaba compuesto del oxígeno de la burbuja inmobiliaria. ¿Acabarán teniendo que devolver los grandes clubes las ayudas públicas encubiertas recibidas, liquidando su stock de estrellas? ¡Buen final de crisis sería ese!