­­­Así no vamos a ninguna parte. La constante subida de impuestos a las PYMES y a los autónomos, es sencillamente una locura. Por ello este año para el tejido empresarial va a ser muy duro y van seis consecutivos. Parecen no enterarse los que nos gobiernan y dibujan el marco económico empresarial. Los gobiernos de la nación y del terruño se preocupan más por rascar el último euro disponible de las PYMES y autónomos que les permita recaudar a toda costa, para así sostener un aparato ineficaz de subvenciones improductivas o burocracia capataz e insostenible. A pesar de que afirmen no tener un problema de gastos, nos gastamos aún lo que no tenemos, en cuestiones surrealistas, que, por un poner, van desde el gasto en coches oficiales, que sube un 1,6%, para llegar a 240 millones de nada, o algo que deja bien claro lo que hemos aprendido de la crisis, la llamada asistencia sanitaria mutualista de la administración, paralela a la sanidad publica, que cuesta al país otros 2.060 millones. Y eso que estamos en estado de emergencia económica. Pero no pasa nada. Para pagar esto ya estarán los de siempre. Los pagafantas de las PYMES y autónomos.

No aprendemos. En vez de crear condiciones para que la economía crezca y con ella se generen más ingresos fiscales, para así facilitar crecer y así atraer más capital y más empresas que crean puestos de trabajo, se empeñan en ir a castigar con más impuestos a las empresas. Es increíble, pero esta ecuación tan básica, les es muy difícil de entender (y es la clave). Y eso que parece que el empleo les preocupa, menos mal. Pues con estas medidas nuevas se obstaculiza el crecimiento empresarial (y eso que se decía que se iban a ayudar a los emprendedores), y con él, la creación en condiciones de empleo para sacarnos de estas tasas africanas de paro. En esto del lenguaje político, cuando se dice reforma, aumento de bases imponibles, o facilitar las cotizaciones y las reducciones de las deducciones lean «van a estrujar y darle otra vuelta de tuerca a las PYMES». Porque la realidad es que acaban de aprobar un aumento de las cotizaciones de autónomos y de los costes salariales de las empresas al incluir en nómina partidas que antes estaban exentas, que es para alucinar. Casi todos los tributos han sufrido un cambio al alza. Esto para muchos empresarios/as que se rompen diariamente la espalda para llevar adelante a sus trabajadores y familias ha sido desmoralizador. No saben cuanto. Es lo que nos faltaba. Lo decíamos recientemente en esta columna. Nunca en España se habían subido tanto los impuestos en nuestra historia (salvo esa época cervantina donde directamente te asaltaban). Nuestro país ha sido en Europa el que más ha aumentado el esfuerzo fiscal desde 1965, después de Turquía. Se ve que estos también son unos linces. Cortar las deducciones y demonizar a las empresas es una locura y, claro, así nos va. Con este horizonte, en el 2014 será difícil crecer con un panorama en donde la fiscalidad es leonina, abusiva y desconcertante. Qué vamos a decir de la seguridad jurídica. Es argumento cuestionable que se castigue al tejido empresarial, cuando a la vez defendemos con uñas y dientes el tratamiento de capital de los beneficios fiscales de los bancos ante la Unión Europea o se realicen amnistías fiscales. Y nuestros pequeños y medianos comerciantes no entienden demasiado esto, qué decir de los emprendedores a los que se les decía que se les iba a apoyar sin fisuras y a su alrededor no ven nada más que impuestos e impuestos. Al más puro estilo sheriff de Nottingham. Y eso que tenemos un enorme potencial en este país, pero la miopía económica de asesores que no son sensibles al devenir cotidiano de ese tejido pequeño y mediano empresarial (quizás porque en su vida han pagado una nómina) que les dan vida a nuestras calles, es muy perjudicial. De todos los países de la OCDE, España es el que muestra una mayor divergencia entre el crecimiento esperado para 2014 (+0,7%) y el potencial (+3% según BBVA, Goldman Sachs y Merrill Lynch). Es el coste de oportunidad de aferrarnos como un clavo ardiendo a modelos anticuados e ineficaces. Lo dicho, desde esta experiencia que te da el conocer diariamente el devenir de esos comerciantes, emprendedores y pequeñas y medianas empresas para 2014, el crecimiento quedará aún muy lejos del potencial que tenemos en el país. Solamente poniendo la alfombra roja a la creación e implantación de empresas como se hace en los países desarrollados y serios con algo tan crucial para todos como es la economía. Sólo de esa forma, apoyando de verdad a la empresa, atraeríamos inversión financiera directa por 50.000 millones y crearíamos muchos más puestos de trabajo, de esos que llaman «netos». Bajando impuestos a empresas y autónomos. En Reino Unido no solo aumentaron la recaudación en 24.000 millones de libras, sino que se ha reducido el desempleo al 7% (nosotros tenemos el 60% entre los jóvenes)... incluso como receptor neto de inmigración. La formula: la consabida Win to win (si le va bien a la empresa, le irá bien al trabajador) o el de la línea clara del Business Is Great, en donde una empresa es igual a la creación de cuatro o cinco puestos de trabajos. Si creamos 1000 empresas. Multipliquen. En fin. Que esto es llorar y clamar en los desiertos. Nunca nadie nos escucha... En fin, quedarán estas breves líneas que como decía el replicante de Blade Runner, servirán para caer como gotas de agua en la lluvia. Ya lo decía Churchill: «Una nación que intente prosperar a base de impuestos es como un hombre con los pies en un cubo tratando de levantarse tirando del asa.» Pues eso. Un país de pagafantas y no se como denominar al del cubo. Porque no tiene nombre esto.

*Javier Noriega es presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Málaga