El pasado viernes, con motivo del partido que el Unicaja disputó en Euroliga, el club organizó un homenaje a aquel mítico equipo que en la temporada 94/95 estuvo a un triple de ganar la primera liga ACB para nuestra ciudad. Aquella plantilla estaba formada por jugadores que han sido historia en el baloncesto español como Ignacio Rodríguez o Alfonso Reyes. Alguno de esos jugadores todavía está dando lecciones de baloncesto en la LEB Oro, como Richi Guillén. Pero por encima de todos ellos había un jugador diferente que lideró a aquel grupo de jugadores que iniciaron el salto hacia la élite de nuestro club. Ese era Mike Ansley.

Ansley era lo que ahora se llama un «cuatro moderno», un jugador de 2 metros oficiales (creo que algún centímetro menos real), capaz de jugar de cara, de echar el balón al suelo y de tirar de tres puntos. Por encima de ese jugador, que parecía un poco pasado de peso, que no saltaba, que no jugaba por encima del aro, que no era el más fuerte ni el más rápido, Mike era un líder natural, un competidor, un ganador, con una autoestima por encima de lo normal.

Los aficionados al baloncesto hemos tenido la suerte de ver vestidos con la camiseta del Unicaja a enormes jugadores como Arlauckas, Mike Smith, Mrsic, Bullock, Pepe Sánchez, Garbajosa, Marcus Brown€ Y ese equipo de la temporada 94/95 tenía un fabuloso trío de extranjeros, con Ansley, Kenny Miller y Babkov. Pero de todos ellos yo me quedo con el gran Mike Ansley, quizás porque yo ya era un joven entrenador de 21 años que tuvo la enorme fortuna de conocer a Pedro Ramírez y Javier Imbroda y gracias a ellos quise ser entrenador. Esa enorme suerte de conocer a Javier me dio la posibilidad de asistir a muchas sesiones de entrenamientos de ese fabuloso equipo y en esos entrenos me quedé perplejo de ver jugar a Ansley, de verle hacer cosas increíbles sin necesidad de despegar los pies del suelo o pegar mates. Era un ganador, incapaz de dejarse perder en cualquier ejercicio planteado en los entrenamientos, siempre dispuesto a tirar ese tiro ganador sólo al alcance de los más grandes. Fue el ídolo de muchos chiquillos que iban a ver a aquel equipo jugar al Pabellón de Ciudad Jardín.

Por suerte o por desgracia, Mike Ansley es conocido por fallar un triple. Fue en el play off final de aquella temporada. Esa final se disputó contra el FC Barcelona, que entrenaba Aito García Reneses. Fue un play off a cinco partidos, muy igualado y hasta polémico por ciertas declaraciones de Aito sobre el arbitraje y una agresión en el túnel de vestuarios de Andreu, jugador del Barça, a Antonio Jurado, magnífico fisioterapeuta de nuestro equipo. El play off se inició en Barcelona, donde se disputaron dos partidos. Cada equipo ganó uno de esos partidos, por lo que la final vino a Málaga con la posibilidad para el Unicaja de alzarse con el título ganando los dos partidos de casa. El primero se ganó poniendo el play off 2-1 a nuestro favor. Y entonces llegó el famoso cuarto partido, igualadísimo, y al que llegamos a la última jugada del mismo perdiendo por dos puntos pero con la posesión del balón a nuestro favor. Imbroda preparó ese último ataque y le dijo a Ansley que hiciera lo que tuviera que hacer.

Ansley se jugó un triple que nos hubiese dado el primer título en la historia del Unicaja pero lamentablemente falló. El tiro estaba bien lanzado puesto que tenía buena posición para hacerlo. Todos los que estábamos aquella noche en Ciudad Jardín soñamos con ver el tiro entrar en aquel momento. Los que tuvimos la enorme suerte de ver entrenar a Mike tantas tardes vimos dentro ese tiro porque le habíamos visto meter tiros ganadores mucho más difíciles en muchas competiciones o partidillos de entrenamiento o incluso partidos oficiales.

Ese triple seguro que marcó la carrera de ese fabuloso jugador que muchos jamás olvidaremos. Pero a pesar de fallarlo, debemos estar eternamente agradecidos al gran Mike Ansley por tantas y tantas noches de baloncesto que nos brindó y porque ese triple fue el primer paso hacia un Unicaja ganador, dispuesto a competir de tú a tú con los grandes clubes de España, convirtiéndose en lo que es ahora, uno de los clubes más importantes de Europa.