Enero es momento de nuevos propósitos, de nuevos retos, de metas por cumplir. «Este año dejo de fumar»; «aprendo inglés»; «iré al gimnasio»; «cambiaré de trabajo»; «haré dieta»...

Algunos de estos buenos propósitos se desvanecerán en unas semanas, en unos meses tal vez, y quedarán en eso, en propósitos de Año Nuevo.

Otros perdurarán en el tiempo, seguiremos con ellos y dejarán de ser sueños. Esos propósitos que sepamos llevar a la acción, que pongamos en marcha y mantengamos en el tiempo, esos dejarán de ser propósitos de Año Nuevo para convertirse en realidad.

Objetivos propios. Pero, ¿por qué no los mantenemos en el tiempo? ¿Por qué aparecen una y otra vez, año tras año, no llegando a cumplir con ellos más que durante un tiempo?

En primer lugar puedes preguntarte si son realmente importantes para ti. ¿O tal vez estás cumpliendo con los propósitos de otras personas? Muchas veces hacemos cosas que no queremos sólo por agradar a otros. «Quiero dejar de fumar porque mi pareja me insiste». «He de aprender inglés porque todo el mundo dice que es imprescindible». «No cambio de trabajo porque me dicen que es una locura en un momento de crisis, pero no lo soporto más»….

Realmente, ¿te has planteado si de verdad quieres dejar de fumar?, ¿para qué quieres ir al gimnasio y ponerte en forma?, ¿cuánto tiempo estás dispuesto a seguir en ese trabajo que no te hace feliz?, ¿verdaderamente quieres aprender inglés?

¿Cuál es tu grado de compromiso con ellos?, ¿tu compromiso contigo mismo?, ¿qué importancia le das a su cumplimiento? Sólo si de verdad quieres hacerlo, si estás comprometido con ese propósito, podrás conseguirlo, si no lo estás, se desvanecerá al poco tiempo.

Identifica lo que de verdad quieres hacer, lo que realmente te apasiona. Puede que para otros no sea importante, pero para ti lo es.

Concreción. En segundo lugar, depende de tu capacidad para llevarlos a cabo. Pregúntate si depende realmente de ti que cumplas con ese propósito. ¿O necesitas de otras personas para ponerlo en marcha, y tal vez al final dirás que no lo pudiste hacer porque no te animaron, no te apoyaron, no te dieron la oportunidad de hacerlo?

Y por último, puede que el objetivo, simplemente, no lo hayas definido de una manera correcta. ¡Es tan simple y tan complicado a la vez!

En ocasiones nos frustramos cuando nos proponemos algo y en unos días hemos desistido de su ejecución. Nos damos cuenta de que no hemos sido constantes, no somos capaces de hacerlo, nos faltan recursos o bien simplemente nos falta la motivación para superar complicaciones y al final, lo dejamos. Ello conlleva desconfianza en nuestra propia capacidad para cumplir nuestras metas, e incluso perder nuestra autoestima.

Sugerencia. Es por ello que me permito hacerte unas sugerencias para que esto no te ocurra este año.

Proponte sólo lo que quieras cumplir. Decide si realmente lo quieres conseguir, si realmente es importante para ti. Puedes hacerte una sencilla pregunta ¿para qué lo hago?, ¿qué quiero conseguir haciéndolo?

Confirma que el objetivo es tuyo y no es un sueño que otra persona quiere que tú cumplas. ¡No vivas los sueños de otros!

Define correctamente lo que quieres conseguir. Cuantos más detalles, mejor. Pregúntate si eres capaz de hacerlo por ti mismo, de forma que sea retador pero alcanzable.

Escribe lo que te has propuesto y ponle fecha para su cumplimiento. Así podrás ver cómo vas avanzando y te motivará para superar los momentos negativos, esos en que te faltan las fuerzas para seguir y deseas tirar la toalla.

No dejes que nadie te aparte de tu camino. Te dirán que no sirves, que no vas a ser capaz, que no vale la pena. Convéncete de que tú eres capaz de hacerlo posible y cree en ti. ¿Cómo? Fíjate en las veces que has conseguido metas que no pensabas que serías capaz de conseguir, seguro que hay más de un ejemplo. Y observa qué hiciste para llevarlo a cabo, cómo actuaste, cómo resolviste los momentos de duda. Si entonces fuiste capaz, ¿por qué no lo serías ahora? ¡Ve a por ello!

No olvides disfrutar de lo que vas consiguiendo, por pequeño e insignificante que sea. Esto te animará a superar las dificultades que te irás encontrando.

Y por último, y no por ello menos importante, piensa cómo lo vas a celebrar. Qué harás cuando lo consigas. Cada uno celebra sus éxitos de una manera especial, algunos más expresivos y otros menos. Nuestro campeón mundial de tenis, Nadal, muerde la copa cuando gana un torneo. Algunos jugadores de fútbol celebran un gol con un gesto hacia alguien querido.

Y tú ¿cómo lo vas a celebrar?

*Pilar Malpartida es directora de Picuality Recursos Humanos

@Picuality