Es ya momento en el que Bernardo de Gálvez tenga su rostro pincelado en el Capitolio americano -enorme cúpula neoclásica que acoge casi toda la Historia de este imperio y que no está completa sin él-. Es en este instante, cuando los ciudadanos miden las duchas que se dan diariamente -tal abluciones- para mejorar, como nuestro corregidor, la sociedad que habitan, compitiendo por obtener el récord -recuerden el espectáculo de feria- de ver con cuántos litros menos de agua llegan los camellos a sus destinos cívicos con escasez de bolas y tan solo una tirada.

Entre tanto, la Feria Internacional de Turismo (Fitur) 2014 se inaugura hoy con la revelación de unos datos históricos en la visita de turistas que eligieron España como país de destino: 60,6 millones -con un incremento de un 5,6% con respecto al pasado año- y que supone que Andalucía, por consiguiente Málaga, disfrute de una coyuntura única para el relanzamiento económico que aún solo contemplan las clases políticas y financieras. Es esperanzador observar estas cifras que posicionan a nuestra piel de toro en el tercer lugar -detrás de EEUU y Francia- como país receptor del turismo mundial.

Cuando se habla del sector turístico como clave para reforzar la marca España; mientras la gripe continúa con su azote, uno de los monumentos más emblemáticos de la capital sufre un constipado con A de Alcazaba. Conjunto histórico-artístico que acoge a más de 350.000 visitantes y que según nos informan está afectado por un mal enfriamiento: una conservación inadecuada para todo lo que representa en la identidad histórica de la urbe y su trascendencia económica como atracción cultural y referente de la metrópolis malagueña. Por todo ello, uno de los deberes que tienen nuestros próceres con la historia de esta villa es reescribirla sin renglones torcidos. Hay que aplicarse.